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Germain afirma que el PRT(C) ha tenido una línea incorrecta a partir del segundo cordobazo, que fue la de tratar de desarrollar un ejército popular. En esto estamos de acuerdo, de modo que no vamos a discutir. Pero también dice que, en cuanto a los vaticinios, antes del primer cordobazo, el PRT(C) estaba en lo cierto y nosotros estábamos equivocados. En este punto sí vamos a discutir. Como de costumbre, Germain disuelve un problema concreto en una cuestión de perspectiva histórica. Interesa poco saber si alguien previo con un año o dos de anticipación la posibilidad de una insurrección. (¡Cómo deberíamos calificar a Lenin, que no previo la proximidad de la revolución rusa!). Lo verdaderamente importante y decisivo es precisar cuándo surgió una situación insurreccional o seminsurreccional, y si se tuvo o no una política correcta para esa situación. Esto que hace Germain es parte del extraño método que utiliza para defender al PRT(C), cuyas otras características son: 1) mencionar hechos (y hasta publicaciones) que nadie conoce en forma imprecisa (varios en lugar de 2 o 5 como hacíamos hasta ahora); 2) ignorar otros de los que sí hay pruebas o narrarlos en forma confusa o diferente; 3) no utilizar las pruebas que nosotros aportamos para ayudarlo (ni se digna contestarnos).
Afirmamos que nosotros previmos que estallaría y estuvimos a favor del cordobazo y que el PRT(C) no lo previo y, cuando comenzó, estuvo en contra de promoverlo. Las pruebas, las mismas que dimos en Argentina y Bolivia, un balance. En el subcapítulo Dos posiciones sobre el cordobazo, hemos colocado dos citas que demuestran categóricamente que previmos un mes antes del cordobazo, el ascenso que se preparaba y cómo iba a manifestarse (manifestaciones de masas, ocupación de facultades y edificios, resistencia a las fuerzas represivas. Se impone extender y coordinar estas acciones), en contraposición al PRT(C) que, pocos días antes decía: que era suicida enfrentar a los policías y demás organismos de represión con las manos vacías aconsejando no hacer movilizaciones por un largo tiempo, hasta que las masas estuvieran armadas. ¿Quién tuvo razón?
Germain no toma en cuenta nuestros argumentos cuando tiene que contestar a nuestra acusación de que el PRT(C) no le daba ninguna importancia a las luchas obreras en sus reuniones de dirección, ni tenía una política para las mismas, al punto. de olvidar a las huelgas generales de aquellos días, como producto del alejamiento de la lucha de clases que le provocaba su línea guerrillera. Hemos denunciado que el órgano oficial del PRT(C), durante todo el año 1971, (año de los conflictos obreros), sólo publicó tres artículos generales de carácter gremial y ninguno sobre los conflictos; en cambio, nuestro órgano publicó doscientos cincuenta. El camarada Germain alude a hechos desconocidos: publicaron varios periódicos especiales de fábricas y de reuniones sindicales. ¿Cuáles son, y dónde están camarada? En la Argentina, conocemos un solo número de un solo periódico.
En Tucumán hubo una huelga general que paralizó a toda la provincia, precedida por varios días de agitación estudiantil, un pequeño mayo francés. Pero como la agitación estudiantil fue más violenta que la huelga general, el órgano oficial del PRT(C) jamás mencionó la huelga general. Se decía que Tucumán vivió intensas jornadas... hasta el día de la huelga general, a la que no se menciona. Para ellos ese día terminó todo; no pasó absolutamente nada en la provincia (que estuvo paralizada durante dos días). Decir esto es lo mismo que si, analizando el mayo francés, dijéramos que después de la noche de las barricadas todo volvió a la normalidad en París. Y lo mismo sucedió con todas las huelgas generales, empezando por la que dio origen al primer cordobazo. No sabemos qué huelgas parciales dirigió el PRT(C). Puede ser que algunas. En todo caso, muy pocas, porque todas las importantes, las más conocidas, fueron dirigidas por el stalinismo, los maoístas o nosotros, en algunos casos apoyados por Política Obrera u otros grupos de la extrema izquierda, incluido el PRT(C). ¿Cuáles son las huelgas que dirigió el PRT(C)?
Lo mismo podemos decir de SITRAC-SITRAM. Nadie conoce aquí a la presidenta de los plenarios de SITRAC-SITRAM de que habla Germain. El presidente siempre fue el mismo; el viejo Pedro. En uno de los plenarios, una compañera, muy joven, delegada, oradora excepcional, que pertenecía al PRT(C), conmovió ai auditorio con su intervención. ¿El camarada Germain se refiere a ella? Pues no era presidenta, camarada. La dirección política de la tendencia clasista SITRAC-SITRAM estuvo en manos de los ultras y maoístas (ambas tendencias dirigían Córdoba) y nosotros (dirigentes de casi todos los conflictos y de las más importantes comisiones internas clasistas del Gran Buenos Aires). Esa es la única verdad. El PRT(C) no apareció como un sector de importancia en los plenarios de Córdoba y Buenos Ai-res y mucho menos de la tendencia a nivel nacional.
Pero nada mejor para comparar la efectividad de las respectivas líneas, que comprobar la situación actual de ambas organizaciones. Comencemos por los 40. 000 afiliados. Germain aclara, correctamente, que no se trata de militantes. Es por eso que los llamamos afiliados y no militantes. Pero el camarada minimiza su importancia como índice de influencia política: los afiliados deben registrarse como tales ante el juez y las autoridades electorales. No se trata de una simple firma para solicitar la legalidad, sino que se debe llenar una ficha de adhesión al partido y a su programa. Somos la única organización de izquierda que ha logrado llenar este requisito y es difícil que alguna otra, a excepción del PC, pueda hacerlo. Germain, además, ignora por completo la apertura de locales: se han abierto más de cincuenta en todo el país. Y esto está acompañado por un crecimiento del número de militantes (no afiliados) del Partido y de la Juventud, a un promedio de aproximadamente 400 por mes, a partir de la finalización de la campaña electoral. Pero lo más importante a señalar es el ritmo de crecimiento y expansión de la actividad. Hemos llegado a tener 100 profesionales del partido, hemos alcanzado una concurrencia de más de 10. 000 personas en el acto de cierre de la campaña electoral.
Contra todo esto, el PRT(C) nos opone la concentración total de sus fuerzas, en alianza con la izquierda peronista y con Tosco, en su base de Tucumán (con trenes y ómnibus pagados por el PRT(C) desde cualquier punto del país). Allí sólo consiguieron 1. 500 concurrentes. Nosotros solos, sin acordar con ninguna otra tendencia, reunimos 4. 000 en Buenos Aires, entre militantes y simpatizantes. Dos mil de ellos eran dirigentes obreros de base y la entrada al salón se realizaba con tarjeta, lo que indica que la concurrencia era efectivamente asegurada por el trabajo del partido. Un plenario realizado por todas las tendencias de izquierda reunió en Córdoba a 40 delegados y dirigentes obreros. Otro, realizado por nosotros, contó con 80. Hoy somos la tendencia de izquierda con más fuerza en las fábricas más importantes de Córdoba. Esta es la situación actual de ambas organizaciones, consecuencia del estado de cosas que ya existía en la época de SITRAC y SITRAM.
Según Germain, nuestro partido publicó varias plataformas para su propia campaña y con sus propuestas para el movimien to de masas,... en ninguno estaba mencionado el carácter fraudulento de las elecciones... . Esto llevó al triste espectáculo de Avanzada Socialista entrevistando al líder sindical Tosco, recién liberado de la cárcel, preguntándole qué pensaba sobre la idea de una lista electoral de trabajadores en las elecciones, y recibiendo por respuesta de Tosco que primero que nada uno tenía que decir que éstas eran elecciones fraudulentas. Los trotskistas recibieron tal lección de un simpatizante del PC, ¡qué humillante experiencia para el camarada Moreno! [79]
¿De dónde ha sacado el camarada Germain esta lección que nos habría dado Tosco? No seguramente de la entrevista citada. Veamos.
La primera pregunta del reportaje fue si Tosco estaba a favor de el poder para la clase trabajadora y la construcción de un partido obrero, como la forma de plantear la liberación nacional y social. Tosco respondió evasivamente por la negativa, diciendo estar a favor de la unión de las fuerzas populares con un programa de contenido transformador y revolucionario. Citemos textualmente y en toda su extensión, la segunda pregunta:
AS: La salida electoral que plantea la dictadura es una trampa preparada para desviar el ascenso de masas que vive la Argentina. ¿Usted lo considera así? [80]
(Aclaremos, al pasar, que trampa es un término más fuerte y que define con mayor precisión que fraude el contenido de la maniobra electoral montada por la burguesía en la Argentina). Tosco respondió confirmando lo que dijimos en la pregunta, es decir que las elecciones eran una trampa de la dictadura. Siguen otras preguntas sin relación con la cuestión en discusión, hasta la quinta, usada por Germain, y que dice así:
AS: Nuestro partido ha proclamado a través de su órgano oficial AS que ponía a disposición de las candidaturas obreras la personería política lograda a nivel nacional. O sea, que creemos en la candidatura de los Tosco, los Gregorio Flores, los Mera y lo mejor de la vanguardia obrera que se ha dado en el proceso abierto hace tres años. Nosotros lo hemos llamado Polo Obrero y Socialista, por ser el socialismo la reivindicación histórica de los trabajadores. ¿Usted lo considera viable, y, en este caso, estaría dispuesto?.
Germain dice que Tosco contestó ante todo hay que decir que se trata de elecciones fraudulentas. En el No. 31 de Avanzada Socialista, de 27 de septiembre de 1972, donde se publicó este reportaje, Tosco dice: Yo entiendo que los trabajadores marchamos hacia una Argentina Socialista. Pero como pretendo actuar con responsabilidad, entonces no puedo responder a este tipo de preguntas. Lógicamente nosotros luchamos por la libe-ración nacional y social Argentina y nuestra marcha es hacia una patria socialista. [81]
O sea que la respuesta nuevamente evasiva que dio Tosco a nuestra pregunta no tiene nada que ver con las palabras que Germain pone en boca de este dirigente centrista.
Esta cuestión de la cita falsificada para hacer aparecer a Tosco dándonos una lección, es importante para calificar el método polémico empleado por Germain. Pero, para caracterizar la política de nuestro partido, es mucho más importante la campaña constante de AS, denunciando las elecciones como fraudulentas o la realizada en favor de una lucha por la legalidad del PC y demás partidos de izquierda.
Pero las falsedades no terminan aquí. También nos acusa de guardar silencio sobre la existencia de la dictadura, con el pretexto do que, de ese modo, se gana la posibilidad de realizar propaganda legal.... [82]
Es natural que, después de haber comprobado que cometimos ese pecado; nos declare culpables de una inaceptable concesión al electoralismo. Pero, ¿es que el camarada Germain no nos lee o, lo que es más probable, lo hace con un criterio selectivo? No podemos citar una por una todas las veces que denunciamos la existencia de la dictadura en AS, en nuestros volantes o en intervenciones públicas de nuestros compañeros. Sería una tarea pesada y larga. Esto lo pueden comprobar fácilmente los compañeros que leen español. Desgraciadamente la mayor parte de los compañeros de la Internacional no lo pueden hacer. Es por eso que llamaremos la atención sobre la primera y la segunda preguntas realizadas a Tosco en la entrevista para AS, a su salida de la cárcel. E indicaremos que la defensa de los presos políticos, el llamado a luchar por su libertad y la denuncia de la represión de la dictadura fueron temas permanentes de nuestra prensa y campaña electoral.
Para terminar recordaremos que en plena campaña para lograr la legalidad decíamos en un titular a toda página: Contra el candidato de Lanusse, candidatos obreros y socialistas y en otro, El juego de las proscripciones, afirmábamos: El discurso de San Nicolás, que a nosotros no nos sorprende ya que hemos venido denunciando desde estas columnas el sentido del Acuerdo, no nos puede hacer olvidar las falacias encerradas en el discurso anterior del General Lanusse, en el que sostuvo que en el proceso de institucionalización sólo serán proscriptos los que quieran proscribirse voluntariamente. Ahora sabemos que quedarán al margen del camino quienes no acepten las reglas del juego propuestas. Pero aunque así no fuera, ¿están proscriptos voluntariamente quienes, por imperio de la ley 17. 401 que pena la profesión de ideas, en vigilancia de la propia Constitución, no pueden asomar a la legalidad, y deben renunciar a la acción pública manifiesta?; ¿están proscriptos voluntariamente los funcionarios, profesores y maestros que, por aplicación de esa ley han debido abandonar sus medios de vida e ir a buscar en algunos casos aire respirable en otras latitudes?; ¿están proscriptos voluntariamente los centenares de hijos ejemplares de la clase obrera y del pueblo que permanecen en las cárceles de la República por la voluntad exclusiva del Poder Ejecutivo? ¿Lo están los que cumplen penas impuestas en virtud de leyes que limitan la libertad de pensamiento, aplicadas generosamente por la Cámara del terror? ¿Lo están las agrupaciones políticas que no han podido vencer aún las trabas que a su acción pone la ley policíaca que reglamenta la actividad de los partidos políticos? ¿Se proscribirán voluntariamente los partidos que no acepten entrar en el acuerdo capitulador que les ofrece la dictadura?. [83]
Una y mil veces los trabajadores han demostrado su combatividad. Particularmente, desde 1969 en adelante, el movimiento obrero y popular prácticamente no le ha dado respiro a; la dictadura militar, y la lucha ha obligado a cambiar de gobernantes y de planes políticos. Los estallidos urbanos, las huelgas y las movilizaciones, son permanentes en estos últimos cuatro años. Si los triunfos no han sido todavía mayores no se debe sólo a la brutal represión con que la dictadura defiende los intereses del régimen, ni las maniobras que realiza por medio de sus concesiones retaceadas. Hay un elemento que actúa a favor de la dictadura y que tiene más fuerza que el aparato represivo; es el control frenador y policial que ejercen las direcciones sindicales avaladas por la autoridad de Perón. [84]
No es necesario dar más citas, ya que esta denuncia permanente de la dictadura fue una campaña constantemente intensificada, que abarcó a los partidos burgueses, especialmente al peronista y a su líder, el General Perón.
Camarada Germain: no creemos que ocultar y tergiversar los hechos, sea el mejor camino para educar a los nuevos militantes de todas las secciones de la Internacional en los métodos del marxismo revolucionario trotskista. Dejemos de lado los procedimientos que no contribuyen a debatir clara y seriamente las posiciones políticas en juego.
Después de acusarnos de no haber denunciado el fraude gubernamental, Germain nos imputa haber capitulado con Perón y el peronismo. ¿En qué se basa su imputación? ¿Acaso en el conjunto de nuestra campaña electoral, que duró más de seis meses? De ninguna manera. Si hubiera revisado la actividad de esos seis meses no habría tenido más remedio que reconocer que, junto a la denuncia de la dictadura militar, el segundo eje central de nuestra campaña electoral fue el ataque al peronismo desde el punto de vista marxista y proletario. Decenas de artículos y titulares de primera plana de nuestro periódico, así lo demuestran.
El camarada Germain centra su acusación en la táctica que tuvimos durante un mes, a partir de que Perón volvió al país, y que consistió en el llamado a la izquierda peronista para que le exigiéramos a Perón que aceptara un 80°/o de candidatos obreros. Nosotros llamábamos efectivamente a la izquierda peronista a movilizarse con ese objetivo y por imponer también un programa de lucha, aspecto este último curiosamente olvidado por Germain. Si la izquierda peronista aceptaba esta condición y que los candidatos obreros fueran elegidos por la base, estábamos dispuestos a apoyar críticamente su lucha.
Para hacer su crítica, Germain, una vez más, separa un elemento de su contexto histórico. Esto es un grave error, porque no hay consignas que sean buenas o malas por naturaleza y en cualquier momento. Por ejemplo, hay pocas consignas de transición tan buenas y útiles como la del control obrero. Pero planteada durante la huelga general francesa en lugar de la de lucha por el poder, se transforma en una consigna que obstaculiza al movimiento de masas, que aleja al proletariado de la verdadera tarea inmediata que tiene ante sí, para desviarlo a un callejón sin salida, y hacerle perder una oportunidad histórica de triunfo. Durante el tercer periodo Trotsky criticó incansablemente al stalinismo por usar la consigna de formar soviets (la más importante del programa de transición), en un momento en que las masas no podían llevarla a cabo. Por el contrario, una consigna anodina, tradicionalmente considerada como no marxista, la de paz pudo ser revolucionaria en una situación concreta: cuando la burguesía rusa y el zar no podían concederla y cuando para las masas, era una necesidad imperiosa. Lo mismo podemos decir del reparto de tierras, consigna pequeño burguesa, que en 1917 se transformó en revolucionaria.
Queda claro, entonces, que la valoración de una consigna depende estrechamente de la situación concreta en que es formulada. Eso es lo que ocurre con nuestra consigna, y es lo que deja de lado el camarada Germain. Ahora bien, ¿cuál era la situación concreta en que nosotros planteábamos esta consigna? o, dicho de otra manera, ¿con base en qué análisis de la realidad lo hacíamos?
Nosotros sostenemos que nuestra táctica fue correcta por la sencilla razón de que se basó en un análisis dinámico del peronismo como fenómeno político. Ese análisis indicaba que el peronismo estaba comprometido con el gobierno militar a imponer un programa reaccionario, es decir que su dinámica era la de no hacer ninguna concesión al movimiento obrero. Eso fue lo que les señalamos a los trabajadores argentinos, cuando les dijimos, como cita Germain: Nosotros creemos que... Perón defiende a la patronal y que acepta el acuerdo (con los militares) conscientemente. [85]
Con esa dinámica, era absolutamente imposible que aceptara, no ya un 80% de candidatos obreros elegidos por la base y un programa de lucha. Era imposible que aceptara en sus listas a un solo obrero clasista. La tarea de imponer candidatos obreros y un programa de lucha dentro del peronismo, no la inventamos nosotros; era una aspiración de un sector del movimiento obrero peronista, de su ala más radicalizada. En base a este análisis, la única táctica lógica y correcta era la nuestra: proponerle a la vanguardia peronista una tarea que ella veía como justa pero que no podría cumplir dentro del partido peronista. Si tomaba esta tarea, sus esfuerzos se estrellarían contra la dinámica del partido peronista y de Perón; haría una rica experiencia y terminaría rompiendo con Perón y con su partido:
¡Exijimos a Perón un plan de lucha por un aumento de $50.000 y un mínimo de $120.000, reajustable cada dos meses y contra la desocupación!. ¡Pidámosle que entregue el 80% de las candidaturas del partido justicialista para que los trabajadores elijan, entre ellos mismos, sus candidatos! Si la culpa (de la política antiobrera del peronismo) no es de Perón, así lo ayudaremos rompiendo el cerco de los burócratas. Si, por desgracia, es como nosotros creemos, debemos ser los trabajadores mismos quienes impongamos el plan de lucha y los candidatos obreros. [86]
Tal como lo previmos, Perón no aceptó la propuesta y, en consecuencia, parte de la dirección sindical peronista de Tucumán rompió con el peronismo, y mantuvo muy buenas relaciones con nosotros.
Esta maniobra táctica debilitó al peronismo, le provocó una grave quiebra en una provincia clave y abrió una perspectiva favorable para nuestro partido y para el movimiento obrero. Y es interesante anotar que recientemente, el sector político peronista más consecuente de izquierda, ha planteado una exigencia muy similar, a la que Perón no contestó, con lo que se produjo una ruptura de hecho.
Todo nuestro planteamiento fue una simple maniobra táctica, que dio buenos resultados. Nunca pretendimos afirmar que un partido burgués dejaría de serlo por el hecho de llevar un 80°/o de candidatos obreros. Más aún, coincidimos con el camarada Germain en que el carácter del peronismo no cambia ni con el 99% de candidatos obreros, ni con un programa de lucha, ni con candidatos elegidos por la base. No cambia porque esos candidatos, aun elegidos por la base y con un programa de lucha, siguen sosteniendo que tienen que estar en el partido peronista, con Perón. Ese solo hecho político la presencia de Perón y el hecho de que los candidatos crean en él y en la necesidad de aliarse con él está demostrando que el problema es político y no numérico; es decir, no tiene que ver exclusivamente con la proporción de candidatos obreros. Es político porque tiene que ver con esa creencia en la necesidad de aliarse con un viejo agente de la burguesía. Aunque en el partido el único representante de la burguesía que quedara fuera Perón, y el resto fueran obreros, ese partido seguiría siendo burgués.
Pero, puesto que toda nuestra táctica se basó en que Perón no contestaría a las demandas, cabe preguntarse para terminar, qué habría pasado si nos hubiéramos equivocado. Supongamos que hubiera escapado a nuestro análisis la existencia de una profunda tendencia del movimiento obrero y de la vanguardia a construir un partido de clase; una tendencia suficientemente fuerte como para imponer su mayoría dentro del peronismo, pero todavía débil para llegar al punto crítico de ruptura con Perón y su partido y de construcción de un partido obrero independiente.
Aparentemente, tal fuerza proletaria organizada sería progresiva, porque constituiría la manifestación de esa tendencia del movimiento obrero y su vanguardia. El aspecto negativo -sería la posibilidad de abrir con ella el paso a la contramaniobra de Perón de ceder posiciones tratando de asimilar esa tendencia dentro de su partido, para neutralizarla.
En ese caso, nuestro partido debería hacerse una autocrítica por haber errado en el análisis; debería señalar el aspecto progresivo de ese fenómeno, así como sus limitaciones; debería autocriticarse de haber propuesto a la vanguardia peronista esa tarea; debería poner más énfasis en las limitaciones de su triunfo dentro del peronismo y debería seguir adelante con su política electoral de levantar candidaturas obreras, clasistas y socialistas. Para esto último estaba en perfectas condiciones, dado que no había tomado ningún compromiso de apoyar al peronismo.
Es lamentable que tanto Germain como la dirección de la sección francesa no compartan con nosotros esta concepción trotskista ortodoxa de los partidos, los frentes, etcétera. Si Germain considera una claudicación que hayamos llamado a la vanguardia peronista a luchar por imponer un 80°/o de candidatos obreros en el justicialismo, y que nos comprometiéramos a apoyar esa lucha (nunca apoyamos electoralmente al peronismo ni nos comprometimos a ello), no entendemos por qué no critica a los camaradas franceses por haber apoyado electoralmente al Frente de Izquierdas. Para los camaradas franceses, evidentemente, el Frente de Izquierdas no fue un frente popular, puesto que jamás lo denunciaron como tal, sino que lo calificaron de proyecto reformista global. No entendemos por qué, para Germain, un frente con un 99. 9% de candidatos obreros (socialistas y comunistas), un 0, 01°/o de candidatos burgueses y un programa reformista éste es el caso del Frente de Izquierdas, deja de ser un frente popular, si el peronismo, con un 80°/o de candidatos obreros y un programa de lucha no habría dejado de ser un partido burgués. Para nosotros, el primero seguía siendo un frente popular y el segundo un partido burgués.
No entendemos el razonamiento de los camaradas franceses según el cual la unidad política con la burguesía no es tal si en ella hay pocos burgueses. De la misma manera que el peronismo, con un 99°/o de candidatos obreros, más un programa de lucha y Perón, habría seguido siendo burgués, el Frente de Izquierdas con un 99% de candidatos obreros, un 0, 01% de candidatos burgueses y un programa reformista siguió siendo un frente popular. La gran diferencia entre nuestra política y la de la sección francesa es que, en tanto que nosotros no nos comprometimos a apoyar al peronismo, ni aun en las mejores condiciones, los camaradas franceses se la pasaron criticando al Frente de Izquierdas, pero terminaron apoyándolo.
El Frente de Izquierdas francés fue algo parecido al frente popular español: no había en él ningún sector burgués importante, sino una sombra política de la burguesía. Así como no se cansó de denunciar al frente popular español, Trotsky no se cansaría de denunciar que el Frente de Izquierda francés también fue un frente popular.
¿Por qué motivo los frentes populares no dejan de serlo ni aun cuando no participan en ellos fuertes sectores burgueses? Muy sencillo: porque el stalinismo construye sus frentes populares con los burgueses que en ese momento los quieren construir.
En Francia, como antes en España, esos burgueses eran pocos. Pues bien, lo construye con esos pocos. Por eso, lo importante es la probable dinámica de esa coalición.
Así como nosotros hicimos nuestro análisis dinámico y previmos que el peronismo no podía aceptar las candidaturas obreras elegidas por la base y el programa de lucha, suponemos que los camaradas franceses también habrán hecho un análisis dinámico del Frente de Izquierdas. Vale decir, se habrán preguntado cuál era su futuro. Lo que no conocemos es la respuesta precisa a esta pregunta. Pero sí podemos dar la nuestra: la dinámica del Frente de Izquierdas es la de constituirse, apenas tenga condiciones objetivas favorables, en un frente popular con toda la barba, con cuanto partido burgués quiera entrar en él. ¿Coinciden los camaradas franceses en que ésta es la perspectiva del Frente de Izquierdas? Si no ésta, ¿cuál es? Nosotros afirmamos que el Frente de Izquierdas francés preanuncia la dinámica de convertirse en un frente popular hecho y derecho (no en un frente popular con una sombra política de la burguesía como es ahora). Esta definición parte de la política general, histórica, del stalinismo. Y esa política no es otra que la de construir frentes populares, o unidades nacionales con las burguesías nacionales, para frenar la revolución y lograr un gobierno amigo de la URSS. Los camaradas de la mayoría, ¿conocen algún otro objetivo histórico del stalinismo? Si lo conocen, deben precisarlo claramente. El objetivo histórico del stalinismo no es sino el que señalamos. Por lo tanto, el Frente de Izquierdas francés es solo un paso táctico, electoral, dentro de la estrategia stalinista de construir frentes populares. Por otra parte, esta táctica de construir frentes populares electorales como antesala de gobiernos frente-populistas democrático burgueses, no es exclusiva del stalinismo francés; es una táctica mundial del stalinismo.
Cuando los camaradas franceses caracterizaron que el Frente de Izquierdas no era un frente popular porque había en él pocos burgueses, cometieron un gravísimo error, que los condujo luego a otro peor: cayeron en el oportunismo y le hicieron el juego a la política frentepopulista del stalinismo francés. Por eso, no puede menos que extrañarnos que, con semejante política en Fran cia, los camaradas de la mayoría hagan tanto escándalo por nuestra táctica electoral de un mes frente al peronismo.
Pero el escándalo no se limita a eso: los camaradas de la mayoría también nos acusan de haber cedido a la presión burguesa y stalinista en el Uruguay, por apoyar al Frente Amplio en las últimas elecciones.
Nosotros sostuvimos que, cuando se nos obligó a votar por Seregni y otros candidatos burgueses para poder permanecer en el Frente Amplio, debimos habernos retirado, haciendo un escándalo soberano. Creemos que haber entrado al Frente Amplio fue un acierto porque nos facilitaba el trabajo sobre el movimiento de masas. El error de los camaradas uruguayos no fue haber entrado, sino no haber salido a tiempo, apenas la dirección burguesa intentó imponernos su disciplina.
Pero decimos que fue un grave error, y no una traición, porque los camaradas uruguayos, como lo ha demostrado Hansen con abundancia de citas, realizaron una denuncia principista del Frente Amplio.
Los camaradas uruguayos cometieron su error en el marco que les impuso la disyuntiva de permanecer en el frente y votar a los candidatos del mismo (la orientación equivocada) o verse obligados a salir del mismo haciendo un gran escándalo (la orientación correcta). El oportunismo de los camaradas uruguayos tuvo, al menos, una razón de peso: su trabajo contra el Frente Amplio desde dentro del mismo. El de los camaradas franceses fue, en cambio, un oportunismo gratuito: apoyaron al Frente de Izquierdas desde fuera, sin tener siquiera como excusa que dicho apoyo era formalmente necesario para hacer desde adentro un trabajo para destruirlo.
Ahora veamos qué hizo la sección francesa. En Francia no estábamos constreñidos por exigencias tácticas de ningún tipo, ni estábamos practicando entrismo en ningún partido reformista. No nos arriesgábamos a perder absolutamente nada si no votábamos al Frente de Izquierdas. Con no votar a los candidatos burgueses estaba todo solucionado. Pese a ello votamos por el Frente de Izquierdas.
Pero los dos errores, tanto el de los camaradas uruguayos como el de los franceses, son graves errores, de ninguna manera una traición. Lo que sí es una traición es apoyar electoralmente a un frente popular o a un movimiento nacionalista burgués sin denunciar que su existencia es una traición al movimiento obrero. Es decir, el voto en sí es para nosotros un problema táctico y no principista; lo que es principista es la política, y ésta debe ser de denuncia implacable de todo frente popular o nacionalista donde esté la clase obrera, como una traición de los partidos obreros reformistas que los promueven.
Los camaradas uruguayos cumplieron ampliamente con esta política principista. Nosotros, en la Argentina, también! hicimos una implacable campaña de denuncias del peronismo y del aborto de frente popular que intentó concretar el stalinismo vernáculo a través de la Alianza Popular Revolucionaria. ¿Hicieron lo mismo los camaradas franceses?
Los camaradas franceses (con el apoyo de toda la mayoría) han hecho una campaña en la que denuncian al Frente de Izquierdas en todos los tonos. Esto es correcto. Pero el único tono que les faltó (y en lo que también los apoyó la mayoría) fue el que indicaba que el Frente de Izquierdas era un frente popular en potencia, un organismo enemigo de los intereses de la clase obrera.
Si nuestra caracterización sobre la dinámica del Frente de Izquierdas es correcta, si éste no es más que la táctica electoral del Partido Comunista Francés dentro de su estrategia de construcción de frentes populares, si nuestra sección francesa no denunció esta dinámica que va a adquirir el Frente de Izquierdas, si lo apoyó en las elecciones (como lo hizo), podemos sacar, desgraciadamente, una sola conclusión: nosotros hemos votado en Francia sin denunciar como tal, la táctica electoral de la estrategia del Frente Popular. Este oportunismo tuvo la aprobación y el aliento de los camaradas de la mayoría. ¿No le parece al camarada Germain que, para criticar (aun si tuviera razón) una faceta secundaria de nuestra política electoral, debería comenzar por autocriticarse por haber defendido las barbaridades que hicieron en Francia?
Pero hay algo más. El camarada Hansen hizo la crítica pública a la táctica electoral de los camaradas uruguayos, contra nuestra opinión de que, antes de la crítica pública a ellos había que hacer una a los camaradas bolivianos, o, mejor aún, no hacer ninguna crítica pública. ¿No le parece suficiente al camarada Germain, con que los camaradas uruguayos hayan aceptado esa crítica? ¿Qué más quiere? Nosotros esperamos de su parte una actitud parecida a la de Hansen frente a la táctica electoral de la sección francesa.
Según Germain, hemos actuado en la Argentina como si nos encontráramos en Gran Bretaña antes de 1914 o en los Estados Unidos en 1938 o en 1946. Para él, la situación de nuestro país es similar a la de España y Francia en 1936. Todas las analogías son peligrosas. En la situación del proletariado argentino, y, por ende, en la situación objetiva argentina, existe una aguda contradicción, quizás única, pero que, en todo caso, hace imposible la comparación con los países citados por Germain.
El movimiento obrero argentino es peronista y reconoce como su principal líder político-sindical a un dirigente burgués: el general Perón. Sin embargo, al mismo tiempo tiene un alto grado de combatividad y de organización sindical. Superar esta contradicción, vale decir, emparejar el desarrollo político de la clase obrera con el nivel alcanzado por su organización sindical y sus luchas, es la principal tarea que hoy tienen planteada los revolucionarios en la Argentina. Esto significa que la gran tarea histórica en esta etapa consiste en lograr la independencia política del movimiento obrero. En ninguno de los países que nombra Germain (en la época que él indica) estaba planteada esa tarea, ya que el proletariado tenía sus organizaciones políticas de clase.
Naturalmente, la independencia política del movimiento obrero sólo se podrá lograr a través de la movilización de la clase. Pero esto no significa que no podamos utilizar las elecciones y la legalidad burguesa para apoyar, y en la medida de lo posible dirigir, estos dos procesos combinados pero no idénticos: la independencia política y las movilizaciones de la clase obrera.
Lo repetimos: las analogías son peligrosas, porque ponen el acento en las semejanzas y dejan de lado las diferencias, que pueden ser más importantes que aquéllas. Conociendo el riesgo nos atrevemos a hacer una: más que a la de España o la de Francia en 1936, la actual situación argentina parece similar a la de España en 1931. Trotsky señalaba que se abría una etapa revolucionaria, pero, como las masas aún tenían gran confianza en los partidos y el parlamento de la burguesía, era imperioso actuar en las elecciones y acompañar el aprendizaje de las masas en el parlamentarismo burgués, participando en las Cortes. El hecho de que la situación fuera revolucionaria o prerevolucionaria no era óbice para la intervención en las elecciones. Por el contrario, lo hacía más necesario. El stalinismo se oponía a esta posición de Trotsky, planteando el armamento del proletariado. Oigamos cómo los calificaba Trotsky:
Lanzar la consigna de armamento de los obreros en contra de las realidades de la vida política que alcanzan en lo más profundo a las masas, es aislarse a sí mismo de las masas, y, al mismo tiempo, alejarlas del empleo de las armas. [87]
Pero hay una analogía que a Germain ni se le ocurre mencionar: la de Bolivia entre los años 52-56. Durante esos años, existieron allí milicias obreras; estaba planteada la posibilidad de una insurrección obrera y campesina que impusiera todo el poder a la COB con sus milicias. Era una situación mucho más aguda que la existente en la Argentina después del Cordobazo. Al fin y al cabo las masas bolivianas por medio de una insurrección habían derrotado completamente a la dictadura militar y se habían quedado con las armas. En una situación así, mucho más revolucionaria que la de la Argentina, la dirección de nuestra internacional sistemáticamente planteaba para Bolivia la presentación en las elecciones. El IV Congreso de la Internacional con el beneplácito o la pluma del camarada Germain aconsejaban en 1954 para Bolivia una: campaña por elecciones generales con derecho a voto de todos los hombres y mujeres mayores de 18 años para elegir una asamblea constituyente y la presentación de listas obreras de la COB en estas elecciones. [88]
Y esta analogía se extiende a junio de 1956, cuando el POR se presentó a elecciones a pesar del carácter de la estafa.
Estas analogías son bastante ilustrativas. Sin embargo, los camaradas de la mayoría se niegan a contestar categóricamente nuestra pregunta sobre si debíamos o no presentarnos a las elecciones. Para ellos, presentarse a las elecciones no es lo decisivo; lo decisivo es la política con que nos presentamos a ellas. Esta es una forma incorrecta de encarar el problema.
¿Qué significado tiene la afirmación de Trotsky que ya citamos, de que no se deben lanzar consignas que estén en contra de las realidades de la vida política que alcanzan en lo más profundo a las masas?
¿Quiere decir acaso que, porque las masas estén ilusionadas con las elecciones, debemos dejarnos arrastrar por el electoralismo? Trotsky jamás planteó esto. Lo que Trotsky plantea es que sólo a partir de esos procesos políticos reales podemos concretar nuestra política.
Es decir, si las masas están ilusionadas con las elecciones, si en todos los lugares de trabajo se discute acerca de ellas, si incluso (como fue el caso de la Argentina) se frenan las movilizaciones por la expectativa de que las elecciones (o el peronismo triunfante en ellas) solucionen los problemas; si ocurre todo esto, la única manera de formular nuestra política es a partir de esa cuestión las elecciones que ha acaparado la atención del movimiento de masas.
¿Cambian por ello las consignas más generales de la etapa? No; no cambian, pero ahora sólo podemos formularlas a partir de las elecciones. La participación en elecciones es el punto de Partida obligado para denunciar que son una trampa, para plantear que la única vía es la movilización y para insistir en la necesidad de un partido obrero independiente de la burguesía. Si no participamos en ellas, nuestro diálogo político con el movimiento de masas queda cortado. Podemos decir exactamente mismas cosas sin participar en el proceso electoral, pero las masas, embarcadas en él, no nos escucharán.
Por lo tanto, es una obligación de los revolucionarios participar en las elecciones cuando las masas aún confían en ella Esto es lo primero que hay que definir; ésta es la base para darse una política correcta. No importa en qué etapa de la lucha de clases estemos.
En nuestro país hubo varias organizaciones marxistas (Política Obrera, los maoístas, el ERP), que dijeron, al igual que nosotros, que las elecciones y el parlamentarismo eran un engaño y que había que seguir adelante con las movilizaciones. Pero no lo dijeron a partir del proceso electoral en el que estaban embarcadas las masas, sino desde fuera de él. Los resultados están a la vista: estas organizaciones no pudieron hacerse entender por las masas ni por la vanguardia obrera; parecían marcianos que hablaban en un lenguaje distinto y sobre temas distintos a los que las masas discutían; salieron de las elecciones mucho más debilitados que antes, y al borde de su liquidación política. En cambio, diciendo en general lo mismo que ellas, con el agregado de la necesidad de un partido obrero independiente (formulado a través de los candidatos obreros), las elecciones fueron uno de los puntos claves del desarrollo y crecimiento de nuestro partido; significaron un salto cualitativo.
Los camaradas de la mayoría razonan igual que estas sectas argentinas que mencionamos: lo importante es la política y presentarse a las elecciones es una cuestión secundaria. En eso reside su error. Para nosotros es exactamente al revés: en ese momento concreto, sólo presentándonos a las elecciones podíamos formular nuestra política. Si no nos presentábamos no podíamos formular ninguna política correcta porque nos poníamos en contra de las realidades de la vida política que alcanzan en lo más profundo a las masas.
Podíamos decir las mismas cosas pero nos transformábamos en un grupúsculo sectario de propaganda, ajeno al problema concreto, inmediato, presente, de las masas argentinas. Y, peor aún, dejábamos que las masas fueran arrastradas, sin ninguna oposición, por los partidos burgueses, dejándolas huérfanas de una posición de clase frente al problema más importante para ellas en ese momento, el proceso electoral.
Por eso insistimos: en la Argentina no podía formularse ninguna política revolucionaria si no era a partir de presentarse a las elecciones: Esa era la cuestión estratégica que primero debíamos resolver y la resolvimos. Veamos ahora con qué tácticas nos presentamos en ellas.
El camarada Germain ha hecho graves cargos contra nuestra organización. Principalmente, uno: que nuestra actividad central, en una etapa prerrevolucionaria plagada de movilizaciones obreras y populares, ha sido la electoral y no las movilizaciones. Así dice que nuestro eje era la cuestión de candidatos independientes de la clase obrera en elecciones fraudulentas bajo una decadente dictadura y no la cuestión de cómo voltear a la dictadura (cómo generalizar los cordobazos hasta un argentinazo),... [89]
No sabemos de dónde, saca esto el camarada Germain. Examinemos nuestros documentos electorales (publicados en un folleto) y nuestra plataforma electoral. En el documento votado el 17 de diciembre de 1972, existe todo un capítulo titulado Utilizar las elecciones para explicar la necesidad de un argentinazo. Allí decíamos: Por eso. las grandes consignas de nuestra campaña electoral deberán ser: ¡Por la libertad de los presos políticos y sociales conexos! ¡Por las libertades democráticas, por la derogación de todas las leyes represivas! ¡Abajo el actual gobierno militar! ¡Abajo el gobierno burgués de turno! ¡Hagamos el argentinazo para liberarnos definitivamente del imperialismo y el capitalismo! [90]
Y aclaramos más adelante: No queremos los muertos y heridos de los cordobazos, pero debemos prepararnos para ello; porque serán inevitables, ya que los explotadores nos obligarán a ello.
Por resolución del partido de la misma fecha, la plataforma electoral constó de siete puntos. Esta resolución recibió amplia publicidad y fue publicada en el mencionado folleto. Los siete puntos eran:
1) Libertad a los presos políticos y sociales conexos; 2) Por las libertades democráticas, abajo la legislación represiva; 3) Abajo el gobierno militar; 4) Fuera el futuro gobierno capitalista; 5) Resistamos la represión imperialista y capitalista con un argentinazo que imponga un gobierno obrero y popular; 6) No vote militares, ni burócratas sindicales, no vote doctores, ni tampoco patrones. Vote por sus compañeros, vote candidatos obreros; 7) No vote por los candidatos patronales de Coria y Miguel (los dos burócratas sindicales más importantes y conocidos en ese momento: Coria de la construcción y Miguel de metalúrgicos). [91]
De acuerdo a las disposiciones de la ley electoral, el gobierno nos concedió dos horas por televisión. Esas dos horas giraron alrededor de una sola idea: todo lo que tenemos se lo debemos al Cordobazo y a las movilizaciones obreras y populares (la exposición se acompañaba con la proyección de películas de esas movilizaciones); por lo tanto, las elecciones son un fraude que nos lleva a una vía muerta, y lo que hay que hacer es un argentinazo, una insurrección obrera y popular que voltee al gobierno.
Pero hay algo más importante y mucho más concreto. En la época de la campaña electoral, se realizaba la renovación de los convenios colectivos de trabajo. El partido previo que las más importantes movilizaciones obreras se producirían alrededor de esta renovación. La conclusión fue obvia: impedir que las elecciones desviaran a la clase obrera de sus luchas, como era el plan de la burguesía y la burocracia sindical. Evidentemente, tomamos la realidad de la lucha de clases. Hay multitud de citas; tomaremos una de entre tantas. En el documento Hagamos una campaña socialista revolucionaria, decíamos: La gran consigna nacional del partido en este momento debe ser: impidamos que las elecciones desvíen a la clase obrera de la lucha por buenos convenios y por aumento sustancial de sueldos. Nuestro planteo tiene que ser: las elecciones están provocando una borrachera que hace olvidar a la clase obrera sus verdaderos grandes problemas concretos, en este momento, los salarios de hambre... [92]
Y en un capítulo especial titulado La campaña electoral y los conflictos obreros, agregábamos: Este es el eje esencial de nuestra campaña electoral, con su consecuencia práctica: tendremos que meternos en todos los conflictos por los convenios que surjan durante esta etapa. La actividad electoral no debe ser motivo para que nos alejemos de los conflictos; al contrario, la campaña deberá permitirnos detectar y participar en muchos más conflictos que los acostumbrados. Si actuamos así, nuestra campaña no será electoralera; si no, a pesar de todas las frases revolucionarias que empleemos, estaremos desviándonos de las experiencias y luchas reales de nuestra clase al propagandismo. Sintetizando, podemos decir que la campaña electoral no significa abandonar la típica actividad del partido en las luchas concretas de la clase obrera, desde los aumentos de salarios a los cordobazos, sino ampliar y desarrollar la enorme experiencia que tenemos en este tipo de lucha. [93]
La campaña electoral fue la milimétrica aplicación de estas resoluciones. En su transcurso, se multiplicó enormemente la ligazón del partido con los conflictos obreros. Nuestros militantes tuvieron un papel destacado en la lucha por los convenios, así como en otra cantidad innumerable de batallas parciales, por fábrica o por gremio. Citemos unos pocos de los muchos ejemplos posibles. En el gremio metalúrgico, se produjo una movilización muy importante contra los descuentos que la dirección dispuso efectuar sobre el monto de los aumentos de salarios pactados con la patronal. Nuestro partido estuvo en primera fila en esa movilización que abarcó numerosas fábricas. En la planta siderúrgica más importante del país, la de SOMISA en San Nicolás, el candidato a intendente por nuestro partido encabezó la ocupación de la planta, contra los métodos de matonaje de la burocracia sindical. En la larga huelga de la fábrica de plásticos Panam, en Tucumán, un dirigente del partido fue elegido para formar parte del Comité de Huelga, pese a no ser obrero de la planta. No es casual que, en los últimos días de la campaña electoral, la autoridad máxima de la burocracia sindical, el secretario general de la CGT, José Rucci, atacara violentamente a nuestro candidato presidencial en un telegrama que le envió, cosa que no hizo con ningún otro candidato.
Queda claro, entonces, que no es cierto que hayamos hecho de la participación en las elecciones... el principal eje de nuestra actividad política, como afirma el camarada Germain. Por el contrario, utilizamos la actividad electoral como un arma más en la lucha de clases. El problema es político, pero el camarada Germain no lo responde. Ni siquiera se lo plantea. ¿Era obligatorio para un partido trotskista argentino utilizar la legalidad y las elecciones, hasta el máximo de las posibilidades? ¿Había que presentarse a elecciones? El camarada Germain responde con evasivas y generalidades: en general y en principio, no es incorrecto presentarse a elecciones. La pregunta es: en el caso concreto de la Argentina, ¿había que hacerlo o no, camarada Germain?
Porque las situaciones son concretas y hay que darles respuestas concretas.
Una de las políticas básicas de un partido trotskista es utilizar la legalidad y las elecciones, ¿nosotros aplicamos esa política básica o no, camarada Germain? El PRT(C) ¿hizo bien o hizo mal al no aplicarla? Sólo después de dar respuesta categórica a estos interrogantes, podremos iniciar la discusión sobre nuestra táctica electoral y sobre nuestras consignas. Recién entonces, podremos discutir si estuvo bien o mal centrar la propaganda electoral en la denuncia de la dictadura y la necesidad de voltearla, en la derogación de la legislación represiva y en la necesidad del argentinazo; si estuvo bien o mal centrar nuestra actividad en la lucha de clases, subordinándole la campaña electoral, y combinándolas.
Porque, si hicimos mal en presentarnos a elecciones, también tienen que haber sido malas las consignas y la orientación del trabajo, alrededor de esas elecciones. No importa que esas consignas y esa orientación fueran buenas en sí mismas. Pero, si hicimos bien, si había que presentarse a elecciones, hemos acertado en lo decisivo, en la respuesta concreta a una situación concreta, aunque quizás podamos haber errado en las consignas y en la orientación del trabajo, que fueron las mismas que el camarada Germain pregona como correctas.
Mientras nos orientábamos hacia la utilización de la legalidad y la presentación en las elecciones, para mejor intervenir en el movimiento de masas, el PRT(C) desarrollaba una orientación radicalmente opuesta: la guerrilla urbana y el terrorismo. En esa orientación, contaba con el entusiasta apoyo de la mayoría de la Internacional.
Ahora, cuando ya es evidente para todo el movimiento el desastre de tal orientación, el camarada Germain intenta criticarla con retroactividad. Ahora nos dice que fue un error que el PRT(C) se haya dedicado, después del segundo cordobazo, a construir un ejército revolucionario. Para el camarada Germain, Pues, la política del PRT(C) comenzó a ser equivocada desde comienzos de 1971. Sin embargo, los dirigentes de la mayoría aplaudieron esta política en aquel momento y no supieron criticarla oportunamente. Oigamos al camarada Maitán, dirigente, junto al camarada Germain, de la tendencia mayoritaria: la perspectiva estratégica de los compañeros argentinos es la que fuera establecida por el Noveno Congreso Mundial de la Cuarta Internacional, elaborada y precisada por los últimos dos congresos nacionales del PRT. [94]
Los congresos nacionales a que se refiere el artículo fueron los que, varios meses antes del segundo cordobazo, votaron construir el Ejército Revolucionario del Pueblo, resolución que hoy pasados tres años, el camarada Germain encuentra equivocada.
Para que no queden dudas sobre cuál era la posición de la mayoría ante la orientación que imprimía a su actividad la sección oficial argentina, citemos el resumen de las acciones que el PRT(C) realizaba en el período de la grandes movilizaciones de las masas argentinas, extraído del mismo artículo:
Estas acciones, que han ocurrido en rápida sucesión desde principios de año, especialmente en febrero y la primera quincena de marzo y han causado gran impresión sobre la prensa burguesa diaria y semanal, pueden ser divididos en las siguientes categorías:
a) Acciones que apuntan a la adquisición de fondos mediante expropiaciones llevadas a cabo en la vieja tradición bolchevique (el golpe más espectacular fue en Córdoba, y según la prensa argentina, rindió a sus organizadores un saldo de $121.000.000).
b) Acciones que apuntan a la adquisición de armas y medicamentos (el golpe más espectacular fue en una clínica de Buenos Aires).
c) Acciones que apuntan a ganar la simpatía de los estratos más necesitados mediante la entrega de comida (carne, leche, etcétera) que se toman a las grandes firmas distribuidoras.
d) Acciones ligadas a las luchas obreras (la más importante hasta el momento fue la que llevó a cabo un destacamento armado que invadió la fábrica Fiat de Córdoba y llamó a una reunión allí). [95]
El representante de la mayoría no puede contener el entusiasmo ante este balance:
Todas estas acciones han alcanzado efectivamente su objetivo de propaganda armada. En este momento, el ERP es la organización revolucionaria más conocida y ha ganado una simpatía muy amplia incluso en algunas fábricas grandes. [96]
Y esto fue publicado para la época del segundo cordobazo, es decir, cuando ya se había producido la orientación equivocada del PRT(C), según ha venido a descubrir ahora el camarada Germain. ¿Orientación equivocada? Sin duda. Pero la mayoría no puede negar su parte de responsabilidad por esa orientación y su apoyo total a ella. Escogemos tres ejemplos, dados por los tres dirigentes principales de la mayoría después del segundo cordobazo, para demostrar cómo recién ahora critican al PRT(C)y al ERP.
En junio de 1971, meses después del segundo Cordobazo, Maitán escribía:
Toda la Internacional debe sentirse feliz frente al hecho que, en el período que va desde los fines del año pasado hasta los primeros días de junio de 1971 después de su propia reconstrucción y las dificultades que otros grupos tuvieron que enfrentar el ERP, fundado por el PRT, surgió como la más dinámica de las organizaciones que llevaban a cabo la lucha armada en la Argentina, capaz de desatar una amplia gama de acciones, con un ritmo acelerado y segura efectividad. ¿Serían éstas las acciones que no van de acuerdo con los criterios del marxismo revolucionario, del leninismo? [97]
También Pierre Frank, meses después del segundo Cordobazo, hizo su evaluación general de la línea política del PRT. En agosto de 1971, escribió:
En lo que hace a las actividades de nuestros camaradas de la sección argentina, el PRT y su organización armada, el ERP, no los consideramos ultraizquierdistas. Pensamos que su política corresponde en gran medida a las necesidades actuales de la lucha de clases en su país. [98]
Germain en abril de 1972, un año después del segundo Cordobazo, todavía declaraba su acuerdo con la orientación general del PRT hacia la lucha armada. He aquí lo que escribió:
Luego, afirmando nuestro acuerdo con la orientación general del PRT de desarrollar la lucha armada mientras expresamos la esperanza de que nuestros camaradas encontrarán la forma de ligar la lucha de la manera más íntima al desarrollo de la lucha de masas, con una orientación política clara hacia la revolución socialista y proletaria, contra todo concepto de una revolución por etapas. [99]
Finalmente, Maitán, Germain y Frank resumieron su evaluación del PRT-ERP en la resolución votada en diciembre de 1972, más de un año y medio después del segundo Cordobazo. Ellos caracterizaron las acciones del PRT-ERP como que elevaban el nivel de ... lucha armada en América Latina después de la Revolución Cubana, en la medida en que iban en el sentido de una integración de la lucha armada en la dinámica concreta de la lucha de masas. [100]
Para Frank, Maitán, Germain y el POR(C), que en un CC celebrado en Bolivia en abril de 1971 sacaba una resolución para apoyar todas las acciones del PRT y el ERP, el PRT-ERP llegó a un nivel de lucha armada más elevado que el de las masas dominicanas, cuando resistieron la invasión de 30. 000 marines norteamericanos, o el de las luchas armadas que se dieron en el movimiento campesino de masas peruano dirigido por Hugo Blanco.
Lo anterior es la prueba documental de las posiciones de los dirigentes de la tendencia mayoritaria del CEI luego del segundo Cordobazo en cuanto a la lucha armada del PRT-ERP.
Hoy, el camarada Germain trata de desligarse de los fracasos, descargando sobre Maitán la responsabilidad de los viejos entusiasmos por el PRT(C). También se lava las manos respecto de si era o no correcto presentarse a elecciones. A pesar de estas vaguedades, indirectamente nos da una respuesta-programa para nuestro país. He aquí ese programa:
Pero, en una situación prerrevolucionaria, un marxista revolucionario no le dice a los obreros que tener candidatos obreros en una elección es un paso adelante. El debería decirles: Si la dictadura está retrocediendo, es como resultado de vuestras poderosas luchas extraparlamentarias, como resultado de seis cordobazos y de la aparición de grupos dedicados a la lucha armada. Continúen por ese camino. Construyan comités locales de fábrica, y barriales para organizarse en forma permanente para vuestras movilizaciones. Comiencen a unificar a todos los sindicalistas, estudiantes, mujeres y militantes radicalizados que estén listos para unirse en estos preparativos. Coordinen nacionalmente las fracciones clasistas dé los sindicatos y líguenlas con los comités de vanguardia. Inicien vuestro armamento. Cuídense de una continuación o una rápida vuelta a violentas represiones y confrontaciones. No cedan a las ilusiones parlamentarias. El capitalismo argentino no puede garantizarles un significativo aumento en el nivel de vida. Es por eso que la lucha de clases se agudiza cada día. Esa es la razón por la cual tienen que continuar en la ruta de los cordobazos. Cualquier retroceso que emprenda el ejército hoy, sólo será temporario. Son inevitables grandes choques con el ejército. No lo enfrenten en forma es pontánea y desorganizada. Prepárense y organícense para ello. Preparen una huelga general insurreccional. [101]
Este programa, tan cuidadosamente desarrollado, nada tiene que ver con nuestro país. No dice una palabra de la CGT y de los sindicatos, con sus dirigentes podridos y traidores. Ni una palabra sobre el peronismo, sobre Perón y sobre su presentación a elecciones. ¡Ni siquiera menciona el hecho de que la clase obrera cree en Perón y que lo apoyará masivamente en su presentación a elecciones!
Lamentablemente para el camarada Germain, la realidad argentina no coincide en absoluto con su esquema... El movimiento obrero está sólidamente organizado en los sindicatos y, en el plano político, sigue a Perón. Cuando el camarada Germain habla de los cordobazos (y suponemos que engloba a las movilizaciones de Rosario, Tucumán y Mendoza, ya que de otro modo no sabemos cómo llega a contar seis), olvida que esas luchas se originaron en llamamientos a huelgas y concentraciones que realizaron las organizaciones tradicionales del movimiento obrero: los sindicatos y las regionales de la CGT. Esas movilizaciones fueron producto de una especial combinación de circunstancias, de las cuales una de las más importantes fue que Perón, sectores de la burocracia sindical, importantes sectores de la burguesía y toda la clase media, estaban en contra de los gobiernos milita-res. Esto se reflejó, incluso, en una división en las propias filas del ejército. A partir de Lanusse, esos sectores burocráticos y toda la burguesía, se orientaron hacia las elecciones, arrastrando a la clase media y a la clase obrera. Por eso, los cordobazos fueron decreciendo y ya no se repitieron con la misma agudeza del primero. El problema de la dirección del movimiento obrero comenzó a pasar a primer plano. La combinación extremadamente favorable de circunstancias pasó, especialmente al repudio total de la clase media y el proletariado hacia los gobiernos burgueses, expresados en el régimen militar. Antes de las elecciones se abrió una etapa de renovada confianza en los gobiernos burgue ses o, por lo menos, en la mecánica electoralista burguesa, como consecuencia de la confianza en Perón.
Germain nos pregunta cómo fue que la Argentina estaba madura para la insurrección generalizada en mayo de 1970 y no está madura al comienzo de 1972. Con esto, cree que ha encontrado una contradicción en nosotros. Pero debemos contestarle que las cosas ocurrieron así; que cambiaron las circunstancias, porque Perón (dirigente indiscutido, no lo olvidemos, de las masas argentinas) entró al juego electoral y, de ese modo, desvió a las masas del enfrentamiento extraparlamentario con el régimen al enfrentamiento electoral.
Por supuesto, esto no significa que la situación haya cambiado a escala histórica. El cambio es coyuntural, ya que el proceso molecular continúa. Pero, si queremos ayudar a que madure, tendremos que acompañar el nuevo aprendizaje del movimiento de masas, el agotamiento de la experiencia de su gobierno y de su candidato, Perón. No hay otro camino.
Lo que más llama la atención en el planteo del camarada Germain es su carácter centrado exclusivamente en la cuestión de la organización y de la preparación de la huelga general, sin consignas o propuestas de ningún tipo, a menos que se consideren como tales observaciones programáticas de tipo general o enseñanzas tradicionales de la lucha de clases.
Porque, ¿quién va a preparar la huelga general? Y, ¿con qué objetivo? ¿Para voltear al gobierno? ¿Quién tendrá que reemplazarlo? ¿Hay que organizar y preparar una huelga general sin consignas de ningún tipo que tengan relación con la lucha de clases en el país? Si la huelga general hubiera tenido que ser contra el fraude electoral, ¿habría que haberla llamado para lograr que Perón se presentara a elecciones, dado que el gobierno militar no se lo permitía?
Si es así, ¿por qué no se dice esto claramente? Si no es así, ¿habría que haber llamado a la huelga general insurreccional por cualquier otro objetivo, ignorando la realidad del peronismo y las elecciones? En tal caso, ¿tendría el camarada Germain la amabilidad de indicarnos cuál podría ser ese objetivo capaz de movilizar al proletariado para la huelga general insurreccional dejando de lado a sus organizaciones sindicales y a su dirección política? Pero si la huelga general es insurreccional para reemplazar al gobierno, se nos plantea el problema de la política hacia la clase media: ¿la pasamos a nuestro lado o la neutralizamos? ¿Con qué consignas? ¿La dejamos liberada a su propia suerte?
¿Quizás, el objetivo sea el poder para los comités fabriles, locales y barriales? Pero esos comités hay que empezar por construirlos (como nos dice el propio camarada Germain), y damos fe de que no han sido construidos en ninguna parte, ni hay esbozos siquiera de esa nueva forma organizativa. ¿Qué hacer, entonces? ¿Llamar a esos organismos inexistentes a preparar y lanzar la huelga general insurreccional, o esperar a que se hayan desarrollado y se hayan fortalecido antes de cargarlos con semejante tarea? Mientras tanto, ¿qué hacemos con las únicas organizaciones obreras existentes: la CGT y los sindicatos? ¿Tienen algún papel qué cumplir? Puesto que las fracciones sindicales clasistas son muy débiles, ¿pueden llamar directamente a la huelga general insurreccional? ¿O antes deberían disputar a las direcciones burocráticas y traidoras la conducción de los sindicatos y de las masas?
Y la insurrección, ¿quién la prepara?, ¿quién la dirige? ¿No es vergonzoso lanzar esta línea sin plantear la necesidad de piquetes obreros armados? ¿Un olvido? ¿No es imperdonable el olvido de esa consigna fundamental para la preparación de la huelga general? ¿Es suficiente dar a los obreros consejos super-generales (en español, decimos perogrulladas) como que serán inevitables grandes choques con el ejército; prepárense y organícense ustedes mismos, en lugar de precisar la forma de organización adecuada para llevar a cabo la tarea?
El secreto reside en que el planteo del camarada Germain es sindicalista y no trotskista. Presenta la preparación de la huelga general como una tarea superhistórica, como la panacea universal, sin relación con las etapas de lucha de clases, sin consignas de ningún tipo (y menos que menos, consignas políticas), sin tomar en cuenta el nivel real de conciencia y de organización del movimiento obrero ni sus necesidades en cada momento y sin plantear la organización de piquetes armados. Exactamente lo mismo que planteaban los anarcosindicalistas.
La mayoría nos critica afirmando que no tenemos perspectivas claras acertadas. Nosotros creemos lo contrario: que son los camaradas de la mayoría quienes nunca aciertan un pronóstico ni tienen clara una perspectiva. Para demostrarlo, nada mejor que la política seguida frente a una de las secciones fundamentales de la mayoría: la argentina. Toda la Internacional sabe que desde el Noveno Congreso éste fue uno de los pilares de la tendencia mayoritaria en lo que respecta a América Latina.
Ahora se ha retirado de la Internacional, acusándola como pequeñoburguesa y por tener un programa equivocado. ¿Cuándo previeron los compañeros de la mayoría este probable curso de la sección argentina? ¿Y qué medidas adoptaron para impedirlo o combatirlo? Durante años, no se escucharon más que elogios para la sección argentina: se la puso constantemente como un ejemplo de aplicación de la línea votada. El resultado está a la vista.
También en este caso, la mayoría quiere cubrir su responsabilidad con críticas retroactivas. El órgano de la sección inglesa Red Weekly, que refleja las posiciones de la mayoría, publica en su número 13 del 27 de julio de 1973, una nota sobre la muerte de Joe Baxter, en la que manifiesta que Baxter, Pujáls y Bonnet reconocían las tendencias populistas y la confusión ideológica en el seno del PRT(C). Obviamente, esto tenía que ocurrir por lo menos antes de septiembre de 1971, puesto que Pujáls fue asesinado en esa fecha.
Es muy importante la admisión de que ya hacía mucho tiempo que dirigentes del PRT(C) estaban preocupados por las desviaciones de esa organización. ¿No sentían la misma preocupación los dirigentes internacionales de la mayoría? Y, si la sentían ¿qué hicieron para evitar el desarrollo de esas desviaciones? Nada. Por el contrario, continuaron apoyando y defendiendo la política de la sección oficial que conducía, según una lógica férrea, a la ruptura con el trotskismo.
Cuando se produjo la ruptura dentro del PRT y nosotros denunciamos el carácter antitrotskista del sector que posteriormente sería reconocido como sección oficial, la mayoría, a través del camarada Maitán, esbozó una teoría-explicación al fenómeno: que las desviaciones teóricas maoístas eran consecuencia de las enseñanzas de Moreno, el cual era teórica y políticamente promaoísta y en esa escuela había educado a los dirigentes de la sección oficial. Para el caso, no interesó que el órgano oficial de la sección hubiera caracterizado a Moreno como un maniático trotskista; la falsa imputación tenía visos de seriedad gracias a viejas citas (tomadas fuera de contexto, como es costumbre) de un documento publicado cuando Moreno estaba en la cárcel, en base a apuntes y comentarios en borrador. Pero lo que importaba era construir una teoría para demostrar que la sección oficial estaba formada por los verdaderos marxistas revolucionarios y que sus discrepancias con la Internacional eran una consecuencia del pasado (morenista) y no implicaba un peligro para el futuro.
Las posiciones antitrotskistas se desarrollaron cada vez con más fuerza y los compañeros de la mayoría siguieron explicándolas como la herencia de Moreno. Pero, con el fin de defender a la sección oficial (mientras se la educaba) se cometió el peor crimen que se puede cometer contra la base de nuestra Internacional: no informarle las posiciones de la sección oficial y, por el contrario, engañarle ocultándolas.
Con el pretexto de que no era una posición oficial, se impidió la publicación del Libro Rojo (El único camino para el poder obrero y el socialismo).
Sólo cuando la dirección de la sección exigió que se lo publicara, el SU lo hizo, pero únicamente en inglés. Pero, aun entonces, no se informó que la sección seguía atacando las posiciones del trotskismo y cuestionando el papel de la Internacional desde su órgano oficial. Sólo cuando el PRT(C) rompe con la mayoría, la Internacional publica en francés el Libro Rojo.
En su trabajo, el camarada Germain critica dos veces a la sección: por sus posiciones procubanas y promaoístas en el plano internacional, y por su estrategia de construir un ejército popular. De estas dos críticas, destaca como la más importante la segunda, pasando la cuestión internacional a un segundo plano. Pero, no sólo pasa las posiciones internacionales del PRT(C) a un segundo plano; lo que es mucho más grave, las embellece. Según el camarada Germain:
Los camaradas del PRT(C) correctamente comprenden que la Cuarta Internacional es hoy sólo el núcleo inicial de la futura Internacional revolucionaria de masas. [102]
En cambio, los compañeros del PRT(C) decían una y otra vez, públicamente, desde 1970:
Ratificamos nuestra adhesión a la intención de proletarizar a la Internacional, de transformarla en una organización revolucionaria y orientarla hacia la formación de una nueva Internacional revolucionaria basada en los partidos chino, cubano, vietnamita y albanés y organizaciones hermanas que están luchando en forma revolucionaria contra el capitalismo y el imperialismo en cada país. [103]
¿Dónde leyó el camarada Germain que para el PRT(C) la Cuarta Internacional es hoy el núcleo inicial de la futura internacional revolucionaria de masas? Según él:
Para la dirección del PRT, esta fusión es encarada con todas aquellas fuerzas embarcadas en luchas objetivamente revolucionarias... [104]
Completando esto con lo que hemos visto que dice la dirección del PRT(C), venimos a enterarnos de que, para el camarada Germain, los partidos comunistas chino, coreano y albanés, están embarcados en luchas objetivamente revolucionarias.
No sigamos al camarada Germain por los vericuetos que construye para embellecer las posiciones del PRT(C). Hay una sola verdad, que los compañeros de la mayoría se han esforzado por ocultar; el PRT(C), desde hace años, viene atacando a nuestra Internacional aduciendo que no es revolucionaria; la considera como un mero elemento de segunda importancia para la construcción de una nueva Internacional basada en los partidos stalinistas prochinos los cuales sí, son verdaderamente revolucionarios.
Y durante todos estos años, nos hemos distinguido de la mayoría por haber tenido la actitud opuesta: hemos denunciado incansablemente el carácter revisionista de esta organización populista y la inevitabilidad de su ruptura final con la Internacional. En 1968, al producirse la ruptura de nuestro partido, dijimos que la fracción era un frente sin principios, que se iría fracturando en mil pedazos. No nos equivocamos. Desde entonces, hubo más de ocho rupturas de importancia. Hicimos una caracterización de clase: dijimos que reflejaban a sectores pequeño-burgueses desesperados por la crisis sin salida de la economía argentina, dijimos que había que combatirlos políticamente (respetándolos y defendiéndolos como magníficos y honestos revolucionarios) y que había que defender nuestra Internacional y la herencia del marxismo revolucionario trotskista. En el último CEI, propusimos al camarada Germain un frente único de defensa de nuestra Internacional, frente a los ataques públicos y al inevitable rompimiento. ¿Quién tenía razón? Los hechos no han tardado en dar su veredicto.
Según la mayoría, las dos fracciones en que se dividió el PRT en 1968 tenían un defecto de nacimiento común: el trostko-maoísmo (el temido y repudiado morenismo). El PRT(C) y el PRT(LV) tenían, entonces, una misma formación. Ahora bien, El Combatiente se ligó a la mayoría y ha terminado rompiendo en forma pública y brutal con la Internacional. La Verdad, en cambio, se ligó a la minoría y sigue reivindicándose trotskista con más fuerza que nunca. Sigue y seguirá en la Internacional.
[79] Germain, Ernest: En defensa del leninismo, en defensa de la IV Internacional, ob. cit., p. 69.
[80] Avanzada Socialista, periódico del Partido Socialista de los Trabajado-res (Argentino), No. 31, del 27 de septiembre de 1972.
[81] Idem.
[82] Germain, Ernest: En defensa del leninismo, en defensa de la IV Internacional, ob. cit., p. 68.
[83] Avanzada Socialista del 7 de junio de 1972.
[84] Avanzada Socialista del 20 de septiembre de 1972.
[85] Avanzada Socialista del 15 de noviembre de 1972.
[86] Idem.
[87] Trotsky, León, La revolución española y los peligros que la amenazan, 28 de mayo de 1931, en La revolución española, ob. cit., vol. l, p. 134.
[88] Resoluciones del IV Congreso, junio de 1954.
[89] Germain, Ernest: En defensa del leninismo, en defensa de la IV Internacional, ob. cit., p. 70.
[90] 12. El PST ante las elecciones, ediciones del PST(A), pp. 3, 4, y 6.
[91] Idem.
[92] Archivos del PST.
[93] Idem.
[94] Intercontinental Press, vol. 9, No. 16, 26 de abril de 1971, p. 388. 138
[95] Idem.
[96] Idem.
[97] Maitán, Livio: Atengámonos al tema y evitemos disgresiones, en Boletín de Informaciones Internacionales del SWP, No. 6, enero de 1974, P. 147.
[98] Frank, Pierre, Carta al Congreso del SWP.
[99] La Gauche, 21 de abril de 1972.
[100] Maitán, Livio: La crisis política y las perspectivas de la lucha revolucionaria en la Argentina, 15 de noviembre de 1972, en Boletín de Informaciones Internacionales del PST(A), No. 2, noviembre de 1973, p. 15.
[101] Germain, Ernest: En defensa del leninismo, en defensa de la IV Internacional, ob. cit., p. 38.
[102] Idem, p. 42.
[103] Resoluciones del V Congreso y del CC y CE posteriores, p. 42.
[104] Germain, Ernest: En defensa del leninismo, en defensa de la IV Internacional, ob. cit., p. 18.