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Escrita: En el otoño de 1895.
Primera publicación: Publicado en el
periódico Samarski Viéstnik núm. 254, del 25 de
noviembre de 1895, con la firma de "K. T-in".
Fuente del texto: V. I. Lenin, Obras completas,
Editorial Cartago, Tomo 2,
pagina 66 y ss.
Preparado para el MIA:
Rodrigo Cisterna, marzo-mayo 2014.
Hace tiempo que se conoce la solución que proponen los populistas al problema del capitalismo en Rusia y que, últimamente, ha sido expuesta con el mayor relieve por Rússkoie Bogatstvo. Sin negar la existencia del capitalismo, y obligados a reconocer su desarrollo, no consideran sin embargo nuestro capitalismo como un proceso natural y necesario, culminación de la evolución secular de la economía mercantil en Rusia, sino como un fenómeno casual, no arraigado, sólo como una desviación del destino histórico de la nación. "Debemos-dicen los populistas- elegir otros caminos para la patria", abandonar la vía del capitalismo e instaurar la "comunidad" [3] en la producción, haciendo participar a las fuerzas disponibles de "toda" la "sociedad", la que, según ellos, comienza ya a convencerse de la insolvencia del capitalismo.
Es evidente que si se puede elegir otro camino para la patria, si toda la sociedad comienza a comprender esta necesidad, la "instauración del mir en la producción" no presenta mayores dificultades ni requiere un período histórico preparatorio. Basta con elaborar el plan para esa instauración y convencer a quien corresponda de su posibilidad, para que la "patria" se aparte de la ruta equivocada del capitalismo y se encamine por la vía de la socialización.
Cualquiera compiende el inmenso interés que provoca un plan que abre perspectivas tan halagüeñas, y por qué el público ruso debe estar tan agradecido al señor luzhakov, uno de los asiduos colaboradores de Rússkoie Bogatstvo, que se ha tomado el trabajo de elaborar semejante plan. En el número de mayo de Rússkoie Bogatstvo encontramos su artículo "Una utopía educacional", con el subtítulo "Plan de enseñanza secundaria general obligatoria".
¿Qué relación tiene esto con la "instauración de la comunidad" en la producción?, preguntará el lector. La más directa pues el plan del señor luzhakov es muy vasto. El autor proyecta fundar en cada distrito una escuela que abarque a toda la población de ambos sexos en edad escolar (de 8 a 20 años, y hasta un máximo de 25). Estas escuelas deben constituir asociaciones de producción en las que además de las tareas agrícolas se bregue por la formación moral de los educandos, quienes con su trabajo no sólo mantengan a la población de las escuelas (que constituye según el señor luzhakov, una quinta parte de toda la población) sino que, además, suministren recursos para mantener a toda la población infantil. El minucioso cálculo hecho por el autor para una sola escuela de distrito, tomada como tipo (que podría llamarse "escuela-granja", "hacienda escuela" o "escuela agrícola"), muestra que la escuela mantendrá a más de la mitad de toda la población local. Si tenemos en cuenta que a cada una de éstas (en total se proyectan para Rusia 20.000 escuelas mixtas, esto es, 20.000 para varones y otras tantas para mujeres) se le suministrará tierra y medios de producción (se espera emitir obligaciones de los zemstvos [4] con garantía del Estado, con el 4% por ciento de interés y % por ciento de amortización anual), comprenderemos que este "plan" del señor luzhakov es, en efecto, "colosal". La producción es colectivizada para la mitad de la población.
De golpe, como ustedes ven, ¡se toma otro camino para la patria! Y esto se logra "sin desembolsos [sic] por parte del gobierno, del zemstvo y del pueblo". Esto "a primera vista parece ser una utopía", pero en realidad "es muchísimo más realizable que la instrucción primaria general". El señor luzhakov asegura que la operación financiera que ello requiere "no tiene nada de quimérica ni de utópica", y que se logra, como lo hemos visto, sin gastos, sin desembolso alguno, ¡¡hasta sin modificar "los planes de enseñanza fijados"!! El señor luzhakov hace notar justame ;te que "esto tiene una importancia muy grande si en vez de limitarse a una sola experiencia, se desea en realidad llevar a la práctica la instrucción pública general". Es verdad, dice, que "no se ha propuesto confeccionar un proyecto operativo", pero su exposición precisa no sólo la cantidad de alumnos y alumnas para cada escuela, sino también la mano de obra necesaria para mantener a toda la población de los colegios; enumera también el personal docente y administrativo, e indica, además, los medios de subsistencia a los miembros de la escuela y la remuneración de los maestros, médicos, técnicos y operarios. El autor hace un cálculo minucioso de las jornadas de trabajo necesarias para las faenas agrícolas, la cantidad de tierras para cada escuela y los recursos monetarios que hacen falta para la instalación inicial. Prevé el destino, por un lado, de las minorías nacionales y de las sectas que no podrán gozar de los beneficios de la enseñanza media general, y por el otro, de quienes han sido expulsados de la escuela por su mala conducta. Sus cálculos no se circunscriben únicamente a la escuela secundaria tipo. De ninguna manera. Plantea la creación de las 20.000 escuelas mixtas, e indica cómo procurarse la cantidad necesaria de tierra y cómo reclutar "personal competente de educadores, administradores e intendentes".
Se comprende el apasionado interés que despierta semejante plan, interés no sólo teórico (es evidente que un plan de instauración de la comunidad de toda la producción, elaborado de manera tan concreta, debe terminar de convencer a los escépticos y acabará con todos los que nieguen la posibilidad de realizar tales planes), sino también interés práctico, vivo. Sería extraño que un proyecto de organización de la enseñanza media general obligatoria no llamara la atención de las altas esferas del gobierno, sobre todo cuando el autor de la proposición afirma categóricamente que la obra no requerirá "ningún desembolso" que su realización tendrá "menos dificultades en el aspecto financiero y económico que en el aspecto cultural", y que aun éstas no han de ser " insuperables". Semejante proyecto interesa de manera directa, no sólo al ministerio de Instrucción Pública, sino también al del Interior, al de Finanzas, al de Agricultura, e inclusive, como lo veremos más adelante, al de Guerra. Al ministerio de Justicia deberán pasar, con toda seguridad, las "escuelas correccionales" proyectadas. No puede caber duda de que los demás ministerios se interesarán asimismo por un proyecto que, según palabras del señor luzhakov, "responde a todas las necesidades enumeradas [o sea, de los estudios y la manutención] y, probablemente, a muchas otras también".
Estamos seguros de que el lector no se molestará, pues, con nosotros, si hacemos un análisis minucioso de este formidable proyecto.
La idea fundamental del señor luzhakov consiste en lo siguiente: como durante el verano no se estudia, ese tiempo se dedica a las faenas del campo. Luego, los alumnos que han terminado la escuela permanecen en ella algún tiempo como trabajadores; se ocupan de las tareas invernales y artesanales, que complementan las agrícolas y ofrecen, en cada escuela, la posibilidad de mantener, con el propio trabajo, a todos los alumnos y operarios, a todo el personal docente y administrativo, y cubrir los gastos de enseñanza. Tales escuelas, dice con razón el señor luzhakov, serían grandes arteles agrícolas. Esta última expresión, dicho sea de paso, no deja ya ni la menor duda acerca de que tenemos el derecho de considerar el plan del señor luzhakov como los primeros pasos de una "instauración populista de la comunidad" en la producción, como parte del nuevo camino que Rusia debe seguir a fin de evitar las peripecias del capitalismo.
"En la actualidad-razona el señor luzhakov-se puede egresar de la escuela secundaria a la edad de 18 ó 20 años, y a veces hay un retraso de 1 a 2 años. Con la enseñanza obligatoria [...], ese retraso se extenderá aun más. Se egresará más tarde, y los tres cursos superiores comprenderán a los alumnos de 16 a 25 años, si se fija en 25 años el límite de edad en que el alumno e:; eliminado, aun sin haber terminado el curso. De esta manera, si se tiene en cuenta el contingente complementario de alumnos de mayor edad entre los del quinto grado, se puede calcular con seguridad que cerca de un tercio de los educandos [...] estarán en edad de trabajar." Inclusive si rebajamos este porcentaje hasta una cuarta parte de los alumnos, como lo calcula luego el autor, agregando a los ocho grados de la escuela secundaria otros dos para la preparatoria elemental (se admitirían niños de ocho años que no saben leer ni escribir) , obtendremos, de todos modos, un gran número de obreros, que, ayudados por los medioobreros, ejecutarán las faenas de verano. Pero "un liceo-granja de diez grados-hace notar con fundamento el señor luzhakov- requerirá necesariamente cierto contingente de obreros durante el invierno." ¿De dónde sacarlos? El autor propone dos soluciones: 1) tomar obreros asalariados "(de los cuales algunos, con mayores méritos, tendrían participación en los ingresos"). La hacienda escuela debe ser rentable y justificar tales salarios. Pero el autor "tiene otra salida más importante": 2) los egresados de la escuela estarán obligados a compensar con trabajo su educación y manutención durante el tiempo que estuvieron en los grados inferiores. Esta es su "obligación directa"-añade el señor luzhakov-, una obligación, se entiende, sólo para los que no pueden abonar el costo de los estudios. Ellos serán quiénes integren el contingente necesario de operarios invernales y el suplementario de los de verano.
Este es él primer aspecto de la proyectada organización, que reunirá en un artel agrícola, que funcione en base a la " comunidad", a una quinta parte de la población. Con esto ya podemos ver cuáles serán las características que tendrá la elección del nuevo camino para la patria. El trabajo asalariado, que en la actualidad constituye la única fuente de ingresos para quienes "no pueden abonar el costo de sus estudios" ni el de su subsistencia, será remplazado por el trabajo gratuito obligatorio. Pero esto no tiene por qué turbarnos: no debe olvidarse que a cambio de ello la población gozará de los beneficios de la enseñanza media general.
Continuemos. El autor proyecta escuelas separadas para varones y para mujeres, haciendo una concesión al prejuicio que impera en el continente europeo contra la educación mixta, que en realidad sería más racional. "50 alumnos por grado ó 500 alumnos para los diez grados, ó 1.000 por escuela-hacienda (500 muchachos y 500 muchachas) será la composición normal" de una escuela secundaria. En ella habrá 125 "parejas de obreros" y su correspondiente número de medio-obreros. "Cuando pruebe -dice luzhakov-que esta cantidad de operarios es capaz de cultivar en la Malorossía [5] , por ejemplo, 2.500 desiatinas de tierra laborable, (cualquiera comprenderá qué enorme fuerza de trabajo es la escuela!..."
Pero además de estos obreros habrá todavía "obreros permanentes" que pagarán sus estudios y su manutención "con trabajo" ¿Cuántos serán? El egreso anual será de 45 alumnos, muchachos y muchachas. Una tercera parte hará el servicio militar durante un período de tres años (actualmente lo hace una cuarta parte. El autor aumenta su número hasta un tercio, reduciendo el plazo de la conscripción a tres años). "No será ninguna injusticia colocar en las mismas condiciones a los dos tercios restantes, es decir, retenerlos en la escuela para oue paguen con su trabajo sus nror"ios estudios, v también los de sus compañeros que estén baio bandern. Todas las muchachas podrán ser retenidas para el mismo fin".
La organización del nuevo régimen establecido en la patria después de la elección de otro camino se vislumbra cada vez con mavor nrecisión. Actualmente, todos los subditos rusos se consideran obligados a currmlir el servicio militar, v como el número de individuos en ed^d militar es mayor que el de los soldados necesarios, éstos se eligen por sorteo. Si se establece el sistema de la comunidad en la producción, los reclutas también serán sorteados, pero se propone oue el resto sea "puesto en las mismas condiciones", es decir, obligado a permanecer tres años, es cierto oue no en servicio militar, sino trabañnrlo para la escuela. Ellos tendrán que pagar con su trabajo el costo de mantenimiento de sus compañeros que están baio bandera. ,1 Todos tendrán oue trabajar para esto? No, sólo los que no pueden abonar el costo de los estudios cursados. El autor ya formuló antes esta reserva, pero más adelante veremos que para los individuos que se encuentran en condiciones de abonar por el estudio proyecta, en general, escuelas secundarias especiales de tipo antiguo. Surge la pregunta: ¿por qué entonces, el mantenimiento de los compañeros que est^n bajo bandera recae sobre los que no pueden pagar el costo de sus estudios, y no sobre los que pueden hacerlo? La razón es bien simple. Si se dividiera a los estudiantes secundarios en los que pagan sus estudios y los oue estudian gratuitamente, es evidente que la estructura actual de la sociedad no sería afectada por la reforma: esto lo sabe perfectamente el propio señor luzhakov. Y si es así, se comprende entonces que los gastos generales del Estado (para el ejército) recaigan sobre los que carecen de medios de subsistencia[6], tal como ocurre en la actualidad en forma, por ejemplo, de impuestos indirectos, etc. ¿En qué consiste, entonces, la diferencia del nuevo régimen? En que, en la actualidad, los que carecen de recursos pueden vender su fuerza de trabajo, mientras que bajo el nuevo régimen estarán obligados a trabajar gratuitamente (o sea, por la sola manutención). No cabe la menor duda de que, de este modo, Rusia evitará todas las vicisitudes del régimen capitalista. El trabajo asalariado libre que amenaza con la "lacra del proletariado" queda excluido y cede su lugar... al trabajo gratuito obligatorio.
Y no hay que extrañarse de que los hombres sometidos a las relaciones del trabajo gratuito obligatorio se encuentren en la situación que corresponde a tales relaciones. Escuchemos lo que dice nuestro populista "(amigo del puebla") a continuación:
"Si, además, se autoriza los matrimonios entre estos jóvenes, egresados del curso y que quedan durante tres años en la escuela; si se construye viviendas separadas para obreros casados; y si los ingresos de la escuela permiten, al alejarse de la misma, entregarles aunque sea una módica subvención en dinero y en especie, tal permanencia por tres años en la escuela será mucho menos gravosa que el servicio militar..."
¿No es evidente que estas condiciones de privilegio llevarían a la población a desear con todas las fuerzas de su alma entrar en la escuela secundaria? Juzguen ustedes mismos: en primer lugar, se les permitirá contraer matrimonio. Cierto es que, según las leyes actualmente en vigencia, no se requiere tal autorización (de las autoridades). Pero tengan en cuenta que se trata deestudiantes que, si bien es cierto ya alcanzaron la edad de 25 años, aun así son estudiantes. Si a los estudiantes universitarios no se les permite contraer matrimonio, ¿podrá consentirse que lo hagan los estudiantes secundarios? Y además, el permiso dependerá de las autoridades de la escuela, y por consiguiente, de hombres de cultura superior: está claro que no hay razón para temer abusos. Los que han terminado la escuela y quedan en ella como obreros permanentes, ya no son estudiantes secundarios. Y sin embargo, la autorización para casarse, les concierne igualmente a pesar de que tienen entre 21 y 27 años. No se puede dejar de advertir que el nuevo camino elegido para la patria entraña cierta reducción de los derechos civiles de los ciudadanos rusos, pero cabe reconocer que los beneficios de la enseñanza secundaria general no pueden obtenerse sin sacrificios. En segundo lugar, para los obreros casados se construirá edificios para que vivan aparte, probablemente no peores que los cuartuchos en que viven los obreros fabriles en la actualidad. Y en tercer lugar, los obreros permanentes recibirán a cambio una "módica subvención". Sin duda alguna, la población preferirá estas ventajas de una vida tranquila, bajo el amparo de la administración, antes que los sobresaltos del capitalismo; las preferirá a tal punto, que algunos obreros se quedarán para siempre en la escuela (sin duda por gratitud ante el permiso de casamiento): "Un pequeño contingente de obreros permanentes, que se queda definitivamente en la escuela y que, en estrecha comunión [sic] con ella, completa la mano de obra de la escuela-hacienda. Así es posible, y nada utópico, contar con la mano de obra de nuestra escuela agrícola".
¡Pero por favor! ¿Qué hay equí de "utópico"? Obreros permanentes gratuitos, "en comunión" con los patronos, los cuales les permitan contraer matrimonio... pues no hay más que preguntar a cualquier campesino viejo, y él, por propia experiencia, nos dirá hasta qué punto es posible todo esto. ●
(Continuará) [7]
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[1] Escuelas-granjas y escuela- correccionales: artículo escrito en el otoño de 1895 en respuesta al de S. luzhakov Una utopía educacional. Plan para una educación secundaria obligatoria y general, publicado en mayo de ese año en la revista Rússkoie Bogatstvo.
Lenin criticó severamente el plan de luzhakov, que proponía la educación secundaria obligatoria en las escuelas agrícolas superiores, donde los estudiantes pobres tendrían que pagar sus estudios con su propio trabajo. Más tarde, a fines de 1897 durante su exilio en Siberia, Lenin vuelve a referirse a este tema en el artículo Perlas de la proyectomanía populista (véase el presente tomo, págs. 463-496).
Este artículo fue publicado con la firma K. Tvin, el 25 de noviembre (7 de diciembre) de 1895, en Samárski Viéstnik.
Samárski Viéstnik "(El heraldo de Samara"): periódico que se publicó en Samara (hoy Kúibishev), desde 1883 a 1904. Desde fines de 1896 hasta marzo de 1897, fue órgano de los "marxistas legales" (P. Maslov, R. Gvosdiev "R. Tsimmerman", A. Sanin, V. Portugálov, etc.). En la década de 1890 publicó algunos artículos de marxistas revolucionarios. 66.
[2] Véase V. I. Lenin, ob. cit., t. I, nota 10. (Ed.)
[3] Id., ibíd., t. I, nota 3. (Ed.)
[4] Zemstvo: administración local autónoma en las provincias centrales de la Rusia zarista, creada después de la Reforma de 1861. (Ed.)
[5] Ucrania. (Ed.)
[6] De otro modo no se mantendría el dominio de los primeros sobre los otros.
[7] En Samarski Viéstnik no se publicó la continuación. (Ed.)