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Pablo Rivera

Enrique Rivera y la Izquierda Nacional argentina



Primera vez publicado:En la Revista Cauce Latinoamericano, invierno de 1997
Esta edición: Marxists Internet Archive, 2002, por cortesía de Pablo Rivera.


 

Enrique Rivera: se prepara una biografía

El 31 de agosto de 1955 una columna del Partido Socialista de la Revolución Nacional marcha a la Plaza de mayo en apoyo a Perón, repudiando la contrarrevolución oligárquica que se había puesto en marcha. El hecho es rescatado por el hijo de un protagonista y a la vez lúcido exponente del pensamiento nacional y revolucionario.

 

Cuando se reconstruya la historia de la Izquierda Nacional, potente corriente de pensamiento revolucionario que planteó por primera vez, desde un punto de vista autónomo, los problemas del patriotismo, el socialismo y la revolución en los países semicoloniales como la Argentina y América Latina, no podrá omitirse la participación protagónica en su conformación de Enrique Rivera (1922-1995).

Discípulo y camarada de Aurelio Narvaja y de todo un núcleo de militantes obreros e intelectuales, Rivera desde los años 40 y en coincidencia con la irrupción de las masas del 17 de octubre, volcó en innumerables artículos, libros y conferencias, y en su acción política una lúcida visión del peronismo, una concepción novedosa del revisionismo histórico y contribuyó a desarollar la tesis de la unidad nacional de América Latina en tiempos en que esto sonaba a disparatada << utopía>>. Formó parte del equipo político que editaba Frente Obrero y la revista Octubre en los calientes días de 1945 y 46, junto a Jorge Abelardo Ramos, Carlos Etkin, Alfredo Terzaga, Carlos Díaz, Ernesto Ceballos, entre otros, publicaciones desde las cuales se defendió desde sus orígenes al movimiento acaudillado por el joven coronel.

Fue también Rivera impulsor de una experiencia política tan poco conocida como insuficientemente valorada: la creación del Partido Socialista de la Revolución Nacional (PSRN) en 1953 con el objeto de sostener, desde una plataforma independiente y revolucionaria, las grandes realizaciones del peronismo en el poder.

Escribió José Hernández y la guerra del Paraguay, León Trotsky y la Revolución Nacional Latinoamericana, La Reforma Universitaria, Peronismo y frondizismo entre otros libros, además de innumerables artículos y folletos. Hoy en los marcos de una nueva situación histórica mundial que cambió en gran medida el temario de la discusión en el campo popular y obrero, esos textos de Rivera conservan una lozanía sorprendente y tienen mucho que decirnos. En próximas entregas de Cauce Latinoamericano seleccionaremos tramos representativos de su obra.

Pablo Rivera es hijo de Enrique, reside en Montreal y tiene en preparación un libro sobre la vida de su padre, al que puso por título Historia de un naufragio. Adelantamos a nuestros lectores un fragmento de la Introducción, en la que se puede apreciar una emotiva remembranza de quien fuera una notable figura intelectual y política, al mismo tiempo que se rescata un episodio ignorado de nuestras luchas sociales y nacionales: la presencia en la multitudinaria concentración popular del 31 de agosto de 1955, en Plaza de Mayo, de una columna del Partido Socialista de la Revolución Nacional codo a codo con las masas peronistas, salvando el honor del socialismo y al mismo tiempo proponiendo una perspectiva nueva al gobierno popular en crisis, acosado por el imperialismo y la conspiración oligárquica.

 

(( Nos recibieron con aplausos y ovaciones ))

(( Los libros quemados..., pensé angustiado al salir de la librería. Llevaba en el bolso dos escritos de Trotsky: Historia de la Revolución Rusa y La revolución traicionada, comprados en la calle St. Dénis, en Montreal. Esa debe ser la causa de mi angustia, aquel momento que jamás podré olvidar: papá quemando sus libros en el jardín de la casa de Nuñez, - si viene alguien m'hijo y ve esto, le decís que hicimos un asado. Tenía entonces seis años pero bien que me avivé y no pregunté nada. Era en 1976 en Buenos Aires. Pero papá llevaba el conocimiento consigo, era historia viva, y yo fui viviendo con esa historia que poco a poco él me la haría conocer a través de los años. Había sido uno de los fundadores de la Izquierda Nacional que apoyó a Perón a diferencia de la otra izquierda, cipaya, socialista o staliniana que no entendía al movimiento nacional, - el 31 de agosto del 55, después del fallido intento de golpe de junio, todos fueron a Plaza de Mayo a pedirle armas a Perón para defender su gobierno, los obreros pensaban que todos los socialistas se oponían a Perón y se llevaron una gran sorpresa, nos recibieron con aplausos y ovaciones al vernos llegar y quien creés que iba adelante de todos, alzando la bandera socialista del PSRN ? Ehh? Tu viejo! Sus ojos brillaban y una sonrisa le iluminaba el rostro pero no me miraba a mí, veía a ese pasado que yo trataba de imaginar. Fue en el año 93; dos años después fallecería, probablemente llevándose con él muchos otros recuerdos. Llegué a casa y coloqué los libros en algún rincón medio escondido de la biblioteca, quizás - inconscientemente- buscando así proteger lo único que me quedaba de mi padre: las ideas. Me senté con un cuaderno al lado de la ventana, estaba lloviendo sobre Montreal, pero sin dejarme vencer por la tristeza, me puse a escribir)).


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