Escrito: 1934.
Traducción al castellano: Del inglés por Ricardo Fuego,
tomada de la
versión publicada en el Anton Pannekoek Internet Archive.
Edición digital: Por Kaos
En La Red, 2010.
Esta edición: Marxists Internet Archive, 2010.
La idea de que el capitalismo se encontraba en su crisis final dominó los primeros años de la revolución rusa. Cuando el movimiento revolucionario de los obreros de Europa Occidental fue abatido, la Tercera Internacional abandonó esta teoría, pero ésta fue mantenida por el movimiento de oposición, el KAPD, que adoptó la teoría de la crisis mortal del capitalismo como la característica distintiva entre los puntos de vista revolucionario y reformista. La cuestión de la necesidad y de la inevitabilidad del derrumbe del capitalismo, y la manera en que esto debe ser entendido, es la más importante para la clase obrera y su comprensión y táctica.
Rosa Luxemburgo ya había lidiado con ésta en 1912 en su libro La acumulación del capital, donde concluyó que en un sistema capitalista puro y cerrado la plusvalía necesitada para la acumulación no podía ser realizada y que por lo tanto era necesaria la constante expansión del capitalismo a través del comercio con países no-capitalistas. Esto significa que el capitalismo colapsaría, que no podría seguir existiendo como sistema económico, cuando esta expansión ya no fuera posible. Es esta teoría, que fue desafiada desde diferentes sectores ni bien el libro fue publicado, a la que el KAPD se refería corrientemente.
Una teoría muy diferente fue desarrollada por Henryk Grossmann en su trabajo de 1929 Das Akkumulations und Zusammenbruchsgesetz des Kapitalistischen Systems (La ley de la Acumulación y del Derrumbe del Sistema Capitalista). Grossmann deduce que el capitalismo debe colapsar por razones puramente económicas en el sentido que, independientemente de la intervención humana, revoluciones, etc., sería imposible para él seguir existiendo como sistema económico. La severa y duradera crisis que empezó en 1930 ciertamente había preparado las mentes de las personas para tal teoría de la crisis mortal. El manifiesto recientemente publicado de los Obreros Unidos de América convertía a la teoría de Grossmann en la base teórica para una nueva dirección del movimiento obrero. Por lo tanto es necesaria examinarla críticamente. Pero para hacer esto no puede evitarse una explicación preliminaria de la posición de Marx sobre esta cuestión y las discusiones pasadas vinculadas con la misma.
En la segunda parte de El Capital Marx lidió con las condiciones generales de la producción capitalista como un todo. En el caso abstracto de una producción capitalista pura toda la producción se lleva a cabo para el mercado, todos los productos son comprados y vendidos como mercancías. El valor de los medios de producción es traspasado al producto y un nuevo valor es añadido por el trabajo. Este nuevo valor se descompone en dos partes: el valor de la fuerza de trabajo, que es pagada en la forma de salarios y es usada por los obreros para comprar medios de subsistencia, y el restante, la plusvalía, que va para el capitalista. Donde la plusvalía se utiliza para medios de subsistencia o bienes de lujo entonces hay reproducción simple; donde una parte de ésta es acumulada como nuevo capital hay reproducción en una escala extendida.
Para que los capitalistas encuentren en el mercado los medios de producción que necesitan y para que los obreros hagan lo mismo con los medios de subsistencia, debe existir una proporción determinada entre las diversas ramas de la producción. Un matemático expresaría esto fácilmente en una fórmula algebraica. En vez de eso, Marx presenta ejemplos numéricos para expresar estas proporciones, inventando casos con cifras seleccionadas, para que sirvan de ilustración. Él distingue dos esferas, dos divisiones principales de la producción: la división de medios de producción (I) y la división de medios de consumo (II). En cada una de estas divisiones se transfiere al producto un valor dado de los medios de producción utilizados sin sufrir ningún cambio (capital constante, c); una parte del valor agregado se usa para pagar la fuerza de trabajo (capital variable, v), la otra parte constituye la plusvalía (p). Si se asume para el ejemplo numérico que el capital constante es cuatro veces más grande que el capital variable (una cifra que asciende con el progreso tecnológico) y que el plusvalor es igual al capital variable (esta proporción es determinada por la tasa de explotación), entonces, en el caso de la reproducción simple, las siguientes cifras cumplen las siguientes condiciones:
I | 4000c+1000v+1000p | = 6000(producto) |
II | 2000c+500v+500p |
= 3000(producto) |
Cada una de estas líneas satisface las condiciones. Dado que la suma de v y p, que son utilizados como medios de consumo, es equivalente a la mitad de c, el valor de los medios de producción, la División II debe producir un valor igual a la mitad del producido en la División I. Entonces se encuentra la proporción exacta: los medios de producción producidos (6000) son la cantidad justa necesitada para el próximo periodo: 4000c para la División I y 2000c para la División II; y los medios de subsistencia producidos en la División II (3000) son exactamente lo que debe ser provisto a los obreros (1000+500) y a los capitalistas (1000+500).
Para ilustrar de una manera similar el caso de la acumulación de capital debe indicarse la parte de plusvalía destinada a la acumulación; esta parte se agrega al capital en el año siguiente (por razones de simplicidad se asume un periodo de producción de un año) de manera que en cada división se emplea un capital más grande. Asumiremos en nuestro ejemplo que la mitad de la plusvalía se acumula (y de esta manera se usa para nuevo c y v) y la otra mitad se consume (consumo, k). El cálculo de la proporción entre la División I y la División II se complica pero por supuesto puede encontrarse aun. Resulta que, dadas las asunciones, esta proporción es 11:4, como se muestra en las siguientes cifras:
I | 4400c + 1100v + 1100p | (= 550k + 550acc (= 440c + 110v)) | = | 6600 |
II | 1600c + 400v + 400p | (= 200k + 200acc (= 160c + 40v)) | = | 2400 |
Los capitalistas necesitan 4400+1600 para la renovación y 440+160 para la ampliación de sus medios de producción, y de hecho encuentran en el mercado 6600 en medios de producción. Los capitalistas necesitan 550+200 para su consumo, los obreros originales necesitan 1100+400 y los nuevos obreros 110+40 como medios de subsistencia; lo que sumado es igual a 2400 efectivamente producidos como medios de subsistencia. En el año siguiente todas las cifras se incrementan un 10 por ciento:
I | 4840c + 1210v + 1210p | (= 605k + 484c + 121v) | = | 7260 |
II | 1760c + 440v + 440p | (= 220k + 176c + 44v) | = | 2640 |
De esta manera la producción sigue incrementándose cada año en la misma proporción. Este es, por supuesto, un ejemplo grosamente simplificado. Podría hacerse más complicado, y por lo tanto más cercano a la realidad, si se asume que hay diferentes composiciones del capital (la proporción c:v) en las dos divisiones, o diferentes tasas de acumulación o si la proporción c:v crece gradualmente, de esta manera cambiando la proporción entre la División I y la División II cada año. En todos estos casos el cálculo se complica, pero siempre puede ser realizado, ya que una cifra desconocida –la proporción entre la División I y la División II- siempre puede ser calculada para satisfacer la condición de que oferta y demanda coincidan.
Pueden encontrarse ejemplos de esto en la literatura. En el mundo real, por supuesto, el equilibrio completo durante un periodo no existe; las mercancías son vendidas por dinero y el dinero es utilizado sólo después para comprar algo más de manera que se forman reservas que actúan como un tope. Y las mercancías se mantienen sin vender; y existe comercio con áreas no capitalistas. Pero el punto esencial e importante se ve claramente desde estos esquemas de reproducción: para que la producción se expanda y progrese sostenidamente deben existir determinadas proporciones entre los sectores productivos; en la práctica estas proporciones se logran aproximadamente; dependen de los siguientes factores: la composición orgánica del capital, la tasa de explotación, y la proporción de plusvalía que se acumula.
Marx no tuvo la oportunidad de proveer una presentación cuidadosamente preparada de estos ejemplos (ver la introducción de Engels al segundo volumen de El Capital). Esto es sin duda el motivo por el cual Rosa Luxemburgo creía haber descubierto aquí una omisión, un problema que Marx había pasado por alto y había dejado sin resolver y cuya solución ella había obtenido en su libro La Acumulación del Capital (1912). El problema que parecía haberse dejado abierto era que, si uno iba a comprar del otro más y más medios de producción y medios de subsistencia, esto se volvería un movimiento circular sin sentido del cual nada resultaría. La solución estaba en la aparición de compradores situados afuera del capitalismo, mercados externos cuya conquista sería, por lo tanto, una cuestión vital para el capitalismo. Esta sería la base económica del imperialismo.
Pero por lo que hemos dicho anteriormente es claro que Rosa Luxemburgo había cometido un error en este punto. En el esquema usado como ejemplo puede verse claramente que todos los productos son vendidos dentro del mismo capitalismo. No sólo se trae, en la forma física de medios de producción, la parte del valor transmitida (4400+1600), sino también los 440+160 que contienen la plusvalía acumulada por los capitalistas que desean empezar el próximo año con un total de 6600 de medios de producción. De la misma manera, los 110+40 de la plusvalía son de hecho cambiados por los obreros adicionales. Tiene sentido: producir, vender productos entre sí, consumir, producir más, es la esencia entera del capitalismo y por lo tanto la vida de los hombres en este modo de producción. Aquí no hay ningún problema que Marx haya pasado por alto.
Poco después de la publicación del libro de Rosa Luxemburgo, éste recibió críticas de diferentes sectores. Otto Bauer escribió una de estas críticas en un artículo del Neue Zeit (7-14 de Marzo de 1913). Como en todo el resto de las críticas Otto Bauer empieza por asumir una sociedad socialista donde la población crece un cinco por ciento anual; por lo tanto la producción de medios de subsistencia debe crecer en la misma proporción y la de los medios de producción debe incrementarse, debido al progreso técnico, a un ritmo más rápido. Lo mismo debe pasar bajo el capitalismo pero aquí la expansión no toma lugar a través de una regulación planificada, sino a través de la acumulación de capital. Otto Bauer provee como un ejemplo numérico un esquema que satisface estas condiciones de la manera más simple: un crecimiento anual de capital variable de 5% y del capital constante un 10%, y una tasa de explotación de 100% (c=v). Estas condiciones determinan por sí mismas la cuota de plusvalía consumida y la cuota que debe ser acumulada para producir el correspondiente crecimiento de capital. No se necesitan cálculos dificultosos para armar un esquema que produce el crecimiento exacto de año a año.
Año1 | 200.000c + 100.000v + 100.000p | (= 20.000c + 5.000v + 75.000k) |
Año 2 | 220.000c + 105.000c + 105.000p | (= 22.000c + 5.250v + 77.750k) |
Año 3 | 242.000c + 110.250v + 110.250p | (= 24.200c + 5.512v + 80.538k) |
Bauer continúa su esquema por cuatro años y también calcula por separado las cifras de la División I y la División II. Esto era suficiente para demostrar que no existía problema en el sentido que indicaba Rosa Luxemburgo. Pero la característica de esta crítica también estaba destinada a recibir críticas. Su idea básica está bien expresada en la introducción de Bauer sobre el crecimiento de la población en una sociedad socialista. Por lo tanto el capitalismo aparece como un socialismo no planificado, como un potro salvaje que aún no ha sido domado y sólo necesita ser domado por las manos de un domador socialista. Aquí la acumulación sólo sirve para incrementar la producción según el crecimiento poblacional, así como el capitalismo tiene la función general de proveer a la humanidad de medios de subsistencia; pero, debido a la falta de planificación, ambas funciones son llevadas a cabo mal y erráticamente, a veces proveyendo de más, a veces de menos, y causando catástrofes. Un crecimiento poblacional moderado de 5% anual también puede caber bajo una sociedad socialista donde la humanidad se encuentra bien alineada. Pero para el capitalismo, como es y como fue, este es un ejemplo inapropiado. La historia entera del capitalismo ha sido una violenta expansión bien lejos del límite del crecimiento poblacional. La fuerza motora ha sido la necesidad de la acumulación; el monto más grande posible de plusvalía ha sido invertido como nuevo capital y, para ponerlo en marcha, más y más secciones de la población han sido involucradas en este proceso. Había entonces, y hay hoy, una gran porción de obreros que permanecen afuera o casi afuera como una reserva, listos para servir a la necesidad de poner en marcha el capital acumulado, siendo involucrados o rechazados según esta necesidad. Esta característica esencial y básica del capitalismo fue completamente ignorada en el análisis de Bauer.
Era obvio que Rosa Luxemburgo tomaría esto como objetivo para su contra-crítica. En respuesta a la prueba de que no había problema de omisión en los esquemas de Marx, ella no podría aportar mucho más que la declaración burlona que cualquier cosa puede hacerse funcionar hermosamente en ejemplos artificiales. Pero convertir al crecimiento poblacional en el regulador de la acumulación era tan contrario al espíritu de la enseñanza Marxiana que el subtítulo de su contra-crítica "Lo que los epígonos han hecho con la Teoría Marxiana" era esta vez bastante adecuado. Aquí no era cuestión (igual que en el caso de Rosa Luxemburgo) de un simple error científico; el error de Bauer reflejaba el punto de vista político práctico de los socialdemócratas de aquel tiempo. Ellos sentían que eran los futuros hombres de Estado que desplazarían a los actuales políticos y llevarían a cabo la organización de la producción; por lo tanto ellos no veían al capitalismo como lo completamente opuesto a la dictadura del proletariado que sería establecida por la revolución, sino como un modo de producir medios de subsistencia que podía ser mejorado y todavía no había sido controlado.
Henryk Grossman relacionó su esquema de reproducción con aquel propuesto por Otto Bauer. El notó que no es posible continuarlo indefinidamente en el tiempo sin caer en contradicciones. Esto es muy fácil de ver. Otto Bauer asume un capital constante de 200.000 que crece un 10% anual y un capital variable de 100.000 que crece un 5% anual, asumiendo una tasa de plusvalía del 100%, o sea, el plusvalor de cada año es igual al capital variable. De acuerdo a las leyes de la matemática, una suma que se incrementa un 10% anual se duplica en 7 años, se cuadriplica luego de 14, se incrementa 10 veces en 23 años y 100 veces en 46 años. De esta manera el capital variable y el plusvalor que en el primer año eran igual a la mitad del capital constante son después de 46 años a solamente una vigésima parte del capital constante que ha crecido enormemente en el mismo periodo. Por lo tanto el plusvalor está lejos de asegurar un 10% de crecimiento anual del capital constante.
Esto no es solamente el resultado de las tasas de crecimiento del 10 y 5% elegidas por Bauer. Ya que de hecho en el capitalismo el plusvalor se incrementa menos rápido que el capital. Es un hecho bien conocido que, debido a esto, la tasa de ganancia debe caer continuamente con el desarrollo del capitalismo. Marx dedicó muchos capítulos a esta caída de la tasa de ganancia. Si la tasa de ganancia cae a 5% el capital ya no puede incrementarse un 10%, ya que el incremento del capital producto de la plusvalía acumulada es necesariamente más pequeño que la plusvalía misma. Evidentemente la tasa de acumulación de esta manera tiene a la tasa de ganancia como su tope (ver Marx, El Capital, Volumen III, p. 236, donde se establece que "la tasa de acumulación cae con la tasa de ganancia"). El uso de una cifra fija -10%- que era aceptable por un periodo de unos pocos años con Bauer, se vuelve inaceptable cuando el esquema de reproducción es continuado por un periodo largo.
A pesar de esto Grossman, despreocupado, continúa el esquema de Bauer año por año y cree que de esa manera está reproduciendo el capitalismo. Él entonces encuentra las siguientes cifras para el capital variable y el constante, la plusvalía, la necesaria acumulación y el monto restante para el consumo de los capitalistas (las cifras han sido redondeadas en miles):
c | v | p | acumulación | k | |
Comienzo | 200 | 100 | 100 | 20+ 5= 25 | 75 |
Luego de 20 years | 1222 | 253 | 253 | 122+13=135 | 118 |
Luego de 30 years | 3170 | 412 | 412 | 317+21=338 | 74 |
Luego de 34 years | 4641 | 500 | 500 | 464+25=489 | 11 |
Luego de 35 years | 5106 | 525 | 525 | 510+26=536 | -11 |
Luego de 21 años la cuota de plusvalía restante para el consumo empieza a disminuir; en el año 34 casi desaparece y en el año 35 es negativa; el Shylock[1] del capital constante demanda lastimosamente su libra de carne, quiere crecer al 10%, mientras los pobres capitalistas se hambrean y no conservan nada para su propio consumo.
"Por lo tanto desde el año 35 la acumulación -en la base del progreso tecnológico existente- no puede seguirle el paso al crecimiento poblacional. La acumulación sería demasiado pequeña y necesariamente se alzaría un ejército de reserva que tendría que crecer cada año" (Grossman, p. 126)
En tales circunstancias los capitalistas no piensan en continuar la producción. O si lo piensan, no lo hacen; ya que, en vista del déficit de 11 en la acumulación de capital tendría que reducir la producción. (De hecho tendrían que haberlo hecho antes en vista de sus gastos de consumo). Por lo tanto una parte de los obreros se queda sin su empleo; entonces una parte del capital queda inutilizada y el plusvalor producido disminuye; la masa de plusvalor cae y un déficit aun mayor aparece en la acumulación, con un incremento aun mayor en el desempleo. Esto es, entonces, el derrumbe económico del capitalismo. El capitalismo se vuelve económicamente imposible. De esta manera resuelve Grossman el problema que había establecido en la página 79:
"¿Cómo, de qué manera, puede la acumulación guiar al derrumbe del capitalismo?"
Aquí encontramos lo que en la vieja literatura marxista siempre se trataba como estúpidos malentendidos de parte de los oponentes, para los cuales era corriente el nombre "el gran derrumbe". Sin haber una clase revolucionaria que desborde y expropie a la burguesía, el fin del capitalismo viene por razones puramente económicas; la máquina ya no funciona, se traba, la producción se vuelve imposible. En palabras de Grossman:
"... con el progreso de la acumulación capitalista el mecanismo entero, pese a interrupciones periódicas, necesariamente se aproxima más y más a su fin... La tendencia al derrumbe cobra entonces primera importancia y se hace sentir absolutamente como 'la crisis final'." (p. 140)
y, en un pasaje posterior:
"... de nuestro análisis es claro que, aunque en nuestras asunciones es objetivamente necesario y el momento en que ocurrirá puede ser calculado con precisión, el derrumbe del capitalismo no necesariamente resultará automáticamente por sí mismo en el momento esperado y por lo tanto no puede ser aguardado de manera puramente pasiva" (p. 601)
En este pasaje, donde puede pensarse por un momento que se habla de un rol activo del proletariado como sujeto revolucionario, Grossman sólo tiene en mente cambios en los salarios y los tiempos de trabajo que disturban las asunciones numéricas y los resultados del cálculo. Es en este sentido que continúa:
"De esta manera parece que la idea de un derrumbe necesario por razones objetivas no está de ninguna manera en contradicción con la lucha de clases; que, por el contrario, el derrumbe, a pesar de su necesidad objetivamente dada, puede ser grandemente influido por las fuerzas vivas de clases en lucha y deja un cierto margen de juego para la intervención activa de clases. Es por esta precisa razón que en Marx el análisis entero del proceso de reproducción guía a la lucha de clases" (p. 602)
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