He visto su representación; han hecho ustedes un magnífico trabajo. Les expreso mis agradecimientos y les ruego que los transmitan a los camaradas actores. El pueblo es quien hace la historia; sin embargo, la vieja ópera (y toda la vieja literatura y arte divorciados del pueblo) lo presenta como escoria y en el escenario dominan grandes señores y damas, señoritos y damiselas. Ahora, ustedes han vuelto a colocar sobre sus pies a la historia así invertida y han restablecido la verdad histórica, inaugurando de esta manera una nueva vida para la vieja ópera. Es por esto que merecen felicitaciones. La iniciativa que ustedes han tomado en este sentido abre todo un período de revolución en la vieja ópera. Siento gran ale­gría al pensar en ello. Espero que ustedes creen y monten ma­yor número de nuevas obras, y que esto se convierta en una practica común y se extienda a todo el país.