Escrito: Escrita el 22 de
noviembre de 1898. Se publica de acuerdo con el manuscrito.Enviada de
Shúshenskoie a Podolsk.
Publicado por primera vez: Publicada por primera
vez en 1929 en la revista Proletárskaia Revoliutsia,
núm. 5.
Fuente de esta edicion: Editorial Akal, Obras
Completas, Tomo 41
Html: Rodrigo Cisterna, 2014
22 de noviembre.
A. J.
Hace ya mucho tiempo que no escribo "a casa", como suelo decir. Hoy, siguiendo mi costumbre, me dispongo a charlar sobre todo, pero no sé cómo empezar, pues he olvidado qué te escribí en mi carta anterior. El acontecimiento más importante de nuestra vida en estos últimos tiempos fue, por supuesto, la llegada de "estudios y artículos". Nos cansamos de esperarlo, después le pusimos la cruz, y en la víspera Volodia había dicho casi con pesimismo.: d<3ué cosa importante puede traernos el correo? Por fin, una mañana gris vimos a un muchacho del distrito que trepaba la empalizada con un enorme paquete: resultó que eran los interminables "estudios", envueltos en una zamarra... Nuestro estado de ánimo cambió en seguida. De alegría Volodia casi aceptó ir al casamiento de los Matov (almaceneros judíos de aquí hacia los que V^olodia tiene una especial antipatía por su impertinencia). .. Pero todo eso pasó hace tiempo. Ahora Volodia se dedica exclusiva y definitivamente a sus "mercados", y ahorra todo el tiempo que puede. Hace varios meses que no visitamos a los Prominski; por las mañanas Volodia me pide que lo despierte a las ocho, o incluso a las siete y media; pero esto de nada sirve, porque por lo general protesta, maldice, se tapa hasta la cabeza y sigue durmiendo. Esta noche no sé qué decía en sueños sobre N. -on y la economía natural... Además de los "mercados", tenemos otra ocupación: nos dedicamos a patinar. Cerca de nuestra casa en el riacho, por iniciativa de Volodia y Oskar, y con ayuda del maestro y algunos vecinos, hemos construido una pista. Volodia patina muy bien, y lo hace hasta con las manos metidas en los bolsillos de su saco gris, como un dep'ortista consumado. Oskar patina mal y es muy descuidado, de modo que ' se cae continuamente; yo no sé patinar; para mí me armaron un sillón junto al cual trato de patinar. (Ya ensayé dos veces y lo hago con bastante éxito.) El maestro está esperando todavía los patines. Para la gente del lugar somos un espectáculo gratuito; se sorprenden con Volodia, se ríen de mí y Oskar, comen nueces despiadadamente y arrojan las cascaras en nuestra magnífica pista. Jenny observa despectivamente nuestros ejercicioSj de patinaje; preferiría correr por el campo, meter el hocico en la nieve y traerle a Volodia toda clase de cosas raras, tales como herraduras viejas. Mamá le tiene miedo al patinaje. Un día que el tiempo era magnífico, la sacamos de paseo; el hielo del río era tan agradable, tan trasparente, que nos pusimos a caminar por él; se resbaló y se hizo una herida en la cabeza que le sangró; desde entonces le tiene todavía más miedo al patinaje.
Mamá está algo disgustada con Volodia porque hace poco, con la mejor buena fe, confundió un urogallo guisado por ella con un ganso, y mientras se lo comía le hacía grandes elogios diciendo que era un ganso magnífico, nada grasoso. Tenemos otra diversión más. Pensamos ir a la ciudad para la Navidad; Volodia está preparando el ajedrez, y se dispone a jugar una reñida partida con Lepeshinski. Volodia hace las piezas de ajedrez de corteza de árbol, habitualmente por las noches, cuando ya está "cansado de escribir". A veces me pide que le aconseje qué cabeza ponerle al rey o cómo tallar la reina; yo tengo una idea muy vaga del ajedrez, confundo el caballo con el alfil, pero le doy consejos sin vacilar, y el ajedrez sale magnífico. Me parece que ya estoy escribiendo toda clase de tonterías. Te beso fuertemente a ti y a María Alexándrovna, y muchos saludos al sector masculino de la familia. Mamá manda saludos para todos. ●
Hoy brilla tanto el sol en un magnífico cielo azul, que será una delicia patinar. Hasta pronto.
Nadia.