Deng Xiaoping

Un país, dos sístemas

 


Primera vez publicado: Entre el 22 y 23 de juno de 1984.
Versión en castellano: Traducción de María Eugenia Gantus.
Versión dígital: Proyecto Observatorio de Conflictos.
Esta edición: Marxists Internet Archive, mayo de 2007.
Derechos: Esta obra se reproduce aquí gracias al proyecto Observatorio de Conflictos el cual retiene ciertos derechos bajo la licencia Creative Commons Atribución-No Comercial-No Derivadas 2.5 Argentina.


 

 

 

El gobierno chino está firme en su posición, principios y políticas sobre Hong Kong. Hemos establecido en varias ocasiones, que después de que China recupere el ejercicio de su soberanía sobre Hong Kong en 1997, el actual sistema económico y social de Hong Kong permanecerá sin cambios. Su ordenamiento legal tampoco será básicamente alterado. Su forma de vida y su condición de puerto libre y centro internacional de comercio y finanzas no cambiará y podrá mantener o establecer relaciones económicas con otros países y regiones. También, hemos establecido repetidamente que aparte de estacionar tropas allí, Beijín no asignará funcionarios al Gobierno de la Región Administrativa Especial de Hong Kong. Esta política también permanecerá sin cambios. Estableceremos tropas allí para resguardar nuestra seguridad nacional, no para interferir en los asuntos internos de Hong Kong. Nuestras políticas con respecto a Hong Kong permanecerán sin cambios por cincuenta años, y lo decimos en serio.

Aspiramos a una política de “un país, dos sistemas”. Más específicamente, esto significa que al interior de la República Popular de China, el continente con mil millones de personas, conservará el sistema socialista, mientras que Hong Kong y Taiwán continuarán bajo el sistema capitalista. En los últimos años, China ha trabajado duro por superar errores “de izquierda” y ha formulado sus políticas concernientes a todos los campos en concordancia con el principio de proceder desde la realidad y buscando la verdad de los hechos.

Después de cinco años y medio las cosas han empezado a mejorar. Es en contra de este trasfondo que nos hemos propuesto resolver los problemas de Hong Kong y Taiwán, permitiendo la coexistencia en el país de dos sistemas.

Hemos discutido la política de “un país, dos sistemas” más de una vez. Ha sido adoptado por el Congreso Nacional Popular. A algunas personas les preocupa que pueda cambiar. Yo digo que no. Lo esencial de este problema, el factor decisivo, es si la política es correcta. Si no lo es, cambiará; de otra manera, no lo hará. Además, ¿hay alguien que pueda cambiar la actual política china de apertura al mundo exterior y vigorizar la economía doméstica? Si esto cambia, el nivel de vida del 80% de la población china descenderá y habremos perdido el apoyo popular. Si estamos en la senda correcta y disfrutamos del apoyo popular, la política no cambiará.

Nuestra política hacia Hong Kong permanecerá igual por mucho tiempo, pero esto no afectará al socialismo del continente. La mayor parte de China debe continuar bajo el socialismo, pero se permitirá la existencia del sistema capitalista en algunas áreas como Hong Kong y Taiwán. Abriendo un grupo de ciudades del continente dejaremos entrar algún capital extranjero, el cual servirá como suplemento a la economía socialista y ayudará a promover el desarrollo de las fuerzas productivas socialistas. Por ejemplo, cuando el capital extranjero es invertido en Shanghai, esto ciertamente no significa que toda la ciudad se haya convertido en capitalista. Lo mismo vale para Shenzhen, donde el socialismo prevalece aún. La mayor parte de China continúa siendo socialista.

El concepto de “un país, dos sistemas” ha sido formulado de acuerdo a la realidad china y esto ha atraído la atención internacional. China, no sólo tiene que atacar el problema de Hong Kong, sino además el de Taiwán. ¿Cuál es la solución a estos problemas? Para el segundo, ¿debe el socialismo tragarse a Taiwán?, O, como en el “Principio de los tres Pueblos” predicado por Taiwán, ¿debe éste tragarse al continente? Ninguna de estas es la respuesta. Si el problema no puede ser resuelto en términos pacíficos, entonces deben ser resueltos por la fuerza. Ningún lado se beneficiará con esto. La reunificación de la patria es la aspiración de toda la nación. Si esto no puede lograrse en cien años lo será en mil. Como lo veo, la única solución radica en el funcionamiento de dos sistemas en un país. El mundo enfrenta la elección entre métodos pacíficos y no pacíficos de resolución de conflictos. De una forma u otra deben resolverse. Nuevos problemas deben ser resueltos por nuevos mecanismos. La exitosa resolución de la cuestión de Hong Kong puede promover elementos útiles para la solución de conflictos internacionales. ¿Ha perseguido algún gobierno en la historia mundial, una política tan generosa como la china?, ¿Hay algún registro, en la historia del capitalismo, de que algún país occidental haya hecho algo similar? Cuando nosotros adoptamos la política de “un país, dos sistemas” para resolver el problema de Hong Kong, no actuamos por impulso o engañando, sino procediendo desde la realidad y teniendo totalmente en cuenta las circunstancias pasadas y presentes de Hong Kong.

Debemos tener fe en los chinos de Hong Kong, quienes son muy capaces de administrar sus propios asuntos. La idea de que los chinos no pueden manejar los asuntos de Hong Kong satisfactoriamente es un resabio de la mentalidad colonial. Por más de un siglo, luego de la Guerra del Opio, el pueblo chino fue despreciado y humillado por extranjeros. Pero la imagen de China ha cambiado desde la fundación de la República Popular. La imagen de la China moderna no fue creada por el último gobierno de la dinastía Qing, ni por los norteños Señores de la Guerra, ni por Chiang Kai-shek y su hijo. Es la República Popular de China la que ha cambiado esa imagen. Todos los chinos tienen al menos una sensación de orgullo por la nación china, no importa que ropas vistan o qué postura política asuman. Los chinos en Hong Kong comparten el sentimiento de orgullo nacional. Tienen la habilidad de manejar bien los asuntos de Hong Kong y deberán tener confianza en eso. La prosperidad de Hong Kong a sido alcanzada principalmente por los residentes, la mayoría de los cuales son chinos. Los chinos no son menos inteligentes que los extranjeros y de ninguna manera menos talentosos. No es verdad que solamente los extranjeros puedan ser buenos administradores. Nosotros los chinos somos igual de capaces. La visión de que el pueblo de Hong Kong carece de confianza en sí mismo no es compartida por la gente de Hong Kong.

Los contenidos de los acuerdos Sino-Británicos no se han hecho públicos todavía, por lo que muchos residentes en Hong Kong no conocen la política del Gobierno Central. Una vez que se familiaricen con ella, tendrán plena confianza en la misma. Nuestra política de saldar el problema de Hong Kong fue dada a conocer por el Presidente del Consejo de Estado en su  reporte sobre el trabajo del Gobierno en la Segunda Sesión del Sexto Congreso Nacional del Pueblo. Esto demuestra nuestra seriedad al respecto. Si en este punto el pueblo todavía está preocupado acerca de si puede confiar en nosotros, no teniendo confianza en la República Popular de China y en el Gobierno chino, ¿qué sentido tiene hablar de algo? Estamos convencidos de que la gente de Hong Kong es capaz de dirigir bien sus propios asuntos, y queremos ver el fin del gobierno extranjero. El pueblo de Hong Kong no estará de acuerdo con otra cosa.

Algunos requerimientos o requisitos deben ser establecidos, con respecto a la administración de los asuntos de Hong Kong, por la gente de Hong Kong. Debe requerirse que patriotas formen el cuerpo de administradores, esto es, del futuro gobierno de la región especial de Hong Kong, por supuesto, éste debe incluir a otros chinos también, así como a invitados extranjeros que servirán de consejeros. ¿Qué es un patriota? Es aquél que respeta a la nación china, apoya sinceramente la reasunción de la soberanía de la patria sobre Hong Kong y no desea deteriorar la prosperidad y estabilidad de Hong Kong. Quienes reúnan estas condiciones son patriotas, aunque crean en el capitalismo, en el feudalismo o aún en la esclavitud. No exigimos que estén a favor del sistema socialista chino; sólo les pedimos que amen a la patria y a  Hong Kong. Faltan trece años para 1997. Deberíamos empezar a trabajar para efectuar una transición tranquila. Primero, deben evitarse fluctuaciones mayores o retrocesos, y la prosperidad y estabilidad de Hong Kong deben ser mantenidas. Segundo, deben crearse las condiciones para una toma tranquila del gobierno por los residentes de Hong Kong. Espero que las personas de todos los estilos de vida en Hong Kong trabajen para este fin.