Salvador Allende

Integración más allá de lo económico. Discurso ante la delegación del Parlamento Latinoamericano 


Pronunciado: El 9 de julio de 1971.
Versión digital: Eduardo Rivas, 2015.
Esta edición: Marxists Internet Archive, 2 de febrero de 2016.


Es para el Gobierno de Chile y su pueblo, muy grata la asistencia de ustedes en nuestro país y es para mí placentero poder saludarlos y expresarles con cuánto interés vemos la preocupación de los trabajos de ustedes para intensificar o comenzar a intensificar un proceso de integración latinoamericano.

En lo personal, y perdón, es para mí también profundamente significativo, no sólo la presencia de ustedes, sino la de viejos compañeros y amigos de muchos años y poder recibirlos en la casa de los Presidentes de Chile.

Quiero hacerles presente que ustedes llegan en un momento en que Chile vive una etapa significativa y trascendente de su historia. El Gobierno que presido es la expresión de la voluntad popular expresada en las urnas y ratificada por el Congreso Nacional. Es por eso que también expreso mi satisfacción por la presencia de los parlamentarios chilenos que a ustedes los acompañan y con los cuales conviví largos años en el Congreso Nacional.

En un momento determinado fui el más antiguo de los senadores; representé distintas circunscripciones de Chile durante 25 años en el Senado de la República y de allí el pueblo me trajo para cumplir un programa que, siendo muy definido y muy claro, representa a nuestro juicio los anhelos y necesidades de vastos y amplios sectores nacionales.

Un programa destinado a realizar hondas y profundas transformaciones para poner esencialmente la economía al servicio del hombre y poder elevar sus condiciones materiales de vida y de existencia. Este Programa, que tiene, repito, como actor fundamental al pueblo, lo realizaremos sobre la base del respeto irrestricto a los derechos que el pueblo ha conquistado y que se expresan en la más amplia libertad de expresión, de reunión, de asociación, de información.

Parecería extraño

Para algunos parecerá extraño que un gobierno sustentado sobre la base de seis partidos, de los cuales dos de ellos, Socialista y Comunista, son partidos marxistas, tenga como expresión táctica el caminar sobre los marcos de la Constitución democrático burguesa y de las leyes de este país.

Siempre hemos sostenido que cada pueblo tiene su propia realidad y que frente a ella deben adecuarse los caminos que conduzcan a los procesos que el pueblo anhela. La historia, la trascendencia del Parlamento en Chile, que va a cumplir 160 años, la institucionalidad nuestra, señalaban y señalan la necesidad de realizar estos cambios, repito, dentro del respeto a todas las corrientes, a todas las ideas y a todos los principios en que está dividida la opinión pública nacional: No digo el respeto a las creencias, porque indiscutiblemente el movimiento popular chileno y la vida pública y política nacional, se ha caracterizado por saber apreciar el derecho del hombre y la mujer a tener su venero íntimo, su pensamiento propio, sus creencias, que jamás ningún político o movimiento ha tratado siquiera de menoscabar en la forma más leve.

Derecho de expresión parlamentaria

Quiero decirles, entonces, que para nosotros, que luchamos dura y tesoneramente por hacer posible la materialización del programa que se ofreciera al pueblo de Chile y que éste reafirmara en las urnas, es significativo señalar, que actuamos con el respeto y la consideración debida al Congreso Nacional, donde no tenemos mayoría. Y destacamos este hecho, porque es conveniente tener presente que no hemos escatimado el diálogo dentro de las prerrogativas de cada uno de los Poderes, aceptando nosotros, indiscutiblemente, el derecho del Parlamento para expresar sus opiniones y resolver sobre iniciativas que el Ejecutivo ha enviado, de la misma manera que el Congreso ha respetado y respetará las prerrogativas del Ejecutivo.

Momento significativo

Ustedes están aquí en un momento de gran significación nacional; el próximo domingo el Congreso, reunido en Pleno, tendrá que pronunciarse sobre la iniciativa del Ejecutivo destinada a modificar la Constitución para hacer posible la nacionalización de las riquezas básicas, fundamentalmente el cobre.

Para nosotros, el cobre es, sin discusión, el aspecto más importante no solo en su aspecto económico, sino social. Chile es un país dotado extraordinariamente por la naturaleza en cuanto a riqueza s de tipo mineralógico y somos el país que tiene las más grandes reservas de cobre del mundo, tenemos la mina más grande que se trabaja a tajo abierto, que es Chuquicamata.

A lo largo de los años, desde distintos ángulos, fundamentalmente por la labor tesonera del movimiento popular, se ha formado una conciencia y esta conciencia se ha expresado en el apoyo que la iniciativa del Ejecutivo ha encontrado en el Congreso. Y en este Congreso, donde repito, no tenemos mayoría, se ha contado con el apoyo de los sectores parlamentarios, para el pronunciamiento de ambas ramas del Congreso, que representa en esencia, quizá, más del 90 por ciento de los parlamentarios, de apoyo a esta iniciativa, que marca un hito en la vida nacional.

Es para nosotros, profundamente significativo el hecho de que ustedes, señores parlamentarios, están en Chile, en vísperas de un hecho que tiene, repito, una gran significación en la vida nacional.

El cobre: sueldo de Chile

Como haremos en América Latina creo que ustedes comprenderán y compartirán lo que representa para nuestro país, la iniciativa del Ejecutivo ratificada por la voluntad ampliamente mayoritaria del Congreso Nacional. Quiero tan sólo reafirmar lo que reiteradamente he expresado: el cobre es el sueldo de Chile y se necesita un gran esfuerzo nacional para poner en marcha toda otra política sobre minería, que tiene que contar, fundamentalmente con la conciencia de los técnicos, los empleados y fundamentalmente los trabajadores, cuya participación en la dirección de las empresas es un factor de confianza en cuanto a su rendimiento, a su producción, a su productividad.

Principios permanentes

Si me he permitido reseñar muy brevemente este aspecto, lo he hecho como una expresión más de fraternidad a la labor que ustedes realizan. Quiero, tan sólo destacar que el Gobierno que presido, desde el punto de vista internacional, ha afirmado principios que han sido permanentes, respetados por todos los Gobiernos nuestros, para señalar que Chile es partidario irrestricto de la autodeterminación y de la no intervención. Y que al margen de las características que tengan los Gobiernos de los distintos países, nuestro propósito es mantener los contactos políticos, culturales y comerciales más profundos, con todos los países del mundo y, fundamentalmente, por cierto, con los de Latinoamérica, por nuestro común origen, la similitud de nuestros problemas, por el determinismo histórico, que nos lleva, y en eso ustedes están contribuyendo fundamentalmente, a alcanzar un diálogo mucho más íntimo y más profundo, que abra paso a una integración y que exprese el sentido de una comunidad latinoamericana.

Pacto Andino

El sueño de los Padres de nuestras Patrias pudiera, y ese es un anhelo de ustedes y nuestro, convertirse en realidad pura que Latinoamérica tenga voz de Pueblo Unido, y por lo tanto, pueda hacer respetar más sus derechos. En este punto de vista, el Gobierno Popular que presido ha tenido la gran preocupación de intensificar los vínculos de los países signatarios del Pacto Andino. Los Acuerdos de Cartagena no sólo son para nosotros un camino que obligadamente debemos seguir por convicción, sino que, además, es una prueba que puede y debe concitar en el respeto de los países latinoamericanos, un propósito que los lleve a realizar lo que Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia y Chile, han conseguido. Creo que ninguno de ustedes, que, inclusive, estos acuerdos han alcanzado definiciones que aparentemente pudieran haber parecido conflictivas, pero que la actitud de los gobernantes y sus personeros han superado y se ha llegado al acuerdo últimamente de establecer un verdadero estatuto para los inversionistas extranjeros en nuestros países. Ellos sobre la base de un profundo sentido nacional, pero proyectando también este sentido nacional en las perspectivas de un futuro, para hacer posible los vínculos de un contacto en el campo industrial, en el campo de sociedades mixtas -bi o plurinacionales- en el campo de la cultura, en el campo de un entendimiento profundo político con el afianzamiento y los perfiles de nuestras propias personalidades como naciones, pero considerando mucho más allá de las fronteras físicas, la necesidad de una grande y común frontera de pueblos, que luchan por su emancipación, por su independencia y por hacer posible una vida distinta y mejor para sus gentes.

Firmeza y decisión

Por eso, sabiendo el propósito de ustedes, es para mí muy grato señalar que pueden tener la convicción absoluta de contar con el respaldo del Gobierno que presido, y saben los parlamentarios chilenos aquí presentes y lo saben también sus colectividades políticas, que esto ha sido y será la norma de acción que, expresada en hechos, demuestra la firmeza y la decisión con que el Gobierno Popular encara la necesidad de una vinculación mucho más profunda y más íntima entre los países de Latinoamérica.

Por ello, saludo la presencia de ustedes en esta casa, y sobre todo la presencia en mi Patria, con profunda satisfacción y les pido que tengan la certeza de que el pueblo de Chile anhela y desea, que cada vez nuestros pueblos puedan tener un diálogo en el trabajo, en el mutuo conocimiento y, sobre todo, al margen de cualquier posibilidad de conflicto que pueda siquiera enturbiar brevemente lo que el destino común nos señala como una obligación histórica.

Acción conjunta

Quiero decirles, finalmente, que es nuestro propósito plantear ante la conciencia de América Latina algunas posibilidades de acción conjunta y común, que no implican de ninguna manera intervenir en la vida nacional de cada pueblo, pero yo creo que son hechos que están ya, también, en la conciencia colectiva; somos partidarios, por ejemplo, de crear un fondo, que puede representar un porcentaje de nuestros presupuestos nacionales, para que Latinoamérica lo maneje y lo utilice en el caso de las catástrofes que lamentablemente nuestros pueblos sufren. Todos, cual más cual menos, hemos sabido de la ayuda solidaria y fraterna que sin apellido político de los gobiernos llega a los países latinoamericanos cuando una hecatombe, cuando un proceso sísmico azota a alguno de nuestros pueblos. Sabemos perfectamente bien la espontaneidad y la generosidad con que se reacciona, pero creemos que por sobre esto debe haber la organización de una ayuda sometida al esfuerzo común, que permita tener la certeza de que no necesitamos recurrir más allá de nuestras fronteras como Latinoamérica para estar presentes en el dolor y la necesidad de cualquiera de nuestros pueblos que pueda ser azotado inclementemente por la naturaleza o por cualquier hecho de tipo común, como podría ser, por ejemplo, una epidemia.

Lenguaje de integración

Creemos también que es indispensable que ustedes, que usan el lenguaje necesario destinado a crear una conciencia de integración, miren al hombre latinoamericano en el sentido de sus derechos. Hemos pensado muchas veces, por ejemplo, que sería tan fácil que sobre la base de la seguridad social de cada país pudiera haber una seguridad social para el hombre latinoamericano, en su aspecto médico y económico, cuando por determinadas circunstancias sufra, fuera de su Patria, una enfermedad o un accidente. Quizá por ser médico he estado más cerca de este problema, pero me inquieta profundamente el que cualquier hombre, de cualquier país, que llega a nuestra Patria y sufre una enfermedad o un accidente, se siente extraño y al margen de un derecho que sería tan fácil de otorgarle, porque sería recíproco, y que podría alcanzarse sobre la base, sencillamente, de balances anuales, la compensación material, que siempre será pequeña en comparación con lo que representaría un derecho del pueblo latinoamericano en cualquiera de las Patrias en que ese hombre, representante de ese pueblo unido, tuviera esa enfermedad o accidente.

Intercambio cultural

De la misma manera, hemos pensado cómo es de apremiante la necesidad de una información, de un intercambio en el campo cultural. No es posible que los países latinoamericanos ignoremos los niveles alcanzados en otros pueblos y que estemos nosotros repitiendo, muchas veces, investigaciones o experiencias, que ya se han hecho a plenitud, inclusive en países a veces limítrofes.

Es lamentable ver cómo las capacidades intelectuales del hombre de este continente son desconocidas más allá de las fronteras de sus propios países y, sin embargo, tienen prestancia internacional y mundial, porque, inclusive, hay premios Nobel cuyos trabajos y cuyo aprovechamiento de esos trabajos se desconocen en el resto de los países latinoamericanos.

En el campo de la cultura, indiscutiblemente, esto adquiere una gran significación, sobre todo tomando en cuenta que hoy en día el mundo avanza sobre la base de la inteligencia del hombre y el dominio de la naturaleza. Y por cierto que los países dependientes como los nuestros están, desde el punto de vista económico, restringidos para superar la brecha tecnológica de los países industriales del capitalismo y del socialismo, con la realidad que nosotros tenemos que enfrentar diariamente. Es por ello también que pensamos que eso es un aspecto que no puede escapar a la preocupación de un Parlamento Latinoamericano, de gente que, como ustedes, buscan el camino de un lenguaje más fraterno, más íntimo, más profundo entre nuestros pueblos. También hemos pensado, y es lógico que así sea, que pueda haber en América Latina escuelas fronterizas, donde maestros de los países que viven en esas fronteras pueden enseñar en una misma aula para formar también una misma mentalidad, un mismo espíritu, para hacer posible una historia en función de las realidades de este continente y para proyectar sobre la base de los ciudadanos futuros, un pensamiento que tenga el contenido del pasado y las grandes expectativas del futuro. Son así, desmadejadamente, unas cuantas ideas, que hemos entregado ya al conocimiento público y que queremos reafirmar como un mensaje fraterno frente a ustedes, que representan a pueblos hermanos y que luchan por hacer posible el sueño de los Padres de las Patrias.